Psicópata atravesado
El psicópata Reuca se creía retenido en una cárcel de alta seguridad y siempre aseguró no ser quien injustamente se afirmaba. Nunca le creyeron e incluso reconvinieron a los carceleros para llevar tapones en los oídos en vistas a que en el pasado, el peligroso preso agarró a un guardia por sorpresa para amedrentarlo y exigirle favores. Incluso llegó a matar a un par de ellos a los que había convencido para que le dejaran un lápiz para escribir al defensor del pueblo o a su madre moribunda. Se logró apresarlo, condenarlo y encerrarlo a buen recaudo por secuestrar a la señorita Noa Dalma durante un año. Del resto de crímenes nunca se le pudo probar nada, porque se las arreglaba para silenciar a los testigos o por saber elegir a las víctimas de forma que nadie las echara de menos. Eran huérfanos, solitarios y viudos.
El marido de la bella Noa fue un día, acompañado de un funcionario cómplice, mientras permanecía en la cárcel para insultarle y escupirle. Estaba cegado por el odio y porque sus relaciones sexuales eran una ruina debido a que el fantasma de la violación aparecía inopinadamente interfiriendo en plena ascensión de la libido, tirándola desde la meseta a los suelos.
Ese día Reuca vio en un segundo de fría iluminación la oportunidad de huida. Fue capaz de agarrar al carcelero secuaz del vejador vengativo, salir de la celda, encerrar en su lugar al marido desesperado y amenazando al guardia con un punzón disimulado en la gabardina doblada robada al marido, salir de la prisión sin que nadie se diera cuenta del cambio. El resto fue lo más fácil. Simuló un suicidio en la casa del funcionario y suplantó al marido que había dejado encerrado en su lugar.
Se presentó en casa de Noa y la encerró otra vez en un cuarto que preparó como mazmorra con las ventanas enrejadas y la puerta chapada en acero.
Vivió de esta manera, sin que nadie se apercibiera de la mentira y la maldad, durante años, a cuenta de los réditos del verdadero marido que tenía abundantes inversiones en el tesoro nacional y algunos locales que le daban suculentas rentas.
Noa no pudo salir de su situación de ningún modo, ni haciéndose la estatua ni simulando pasión para ganarse su confianza, ni teniendo un hijo con él, cosa que sirvió de amenaza para ordenarle que le quisiera con pasión verdadera, si aspiraba a que se lo dejara ver los años bisiestos el veintinueve de febrero.
Noa tenía ya cincuenta y cinco años cuando con el seudo marido psicópata festejaron las bodas de oro con champán, cosa rara porque él no solía beber para mantener la mente clara. Se había cansado de hacer las peores guarrerías con ella para celebrarlo y se quedó traspuesto.
Noa aprovechó para salir huyendo. Gritaba por el barrio para atraer a un grupo de interesados en saber que el psicópata Reuca la tenía retenida desde hacía treinta años, contra su voluntad.
La enormidad de lo denunciado y el nombre del supuesto capturado, del cual sabían todos los informados y podían dar fe de ello a los ignorantes que se acercasen, se encontraba a buen recaudo en la cárcel de Villaruejos, hacía la acusación inverosímil. Había salido en prensa la noticia de cómo la maldad del psicópata encarcelado, esto es, el marido de Noa, carcomido por el mal y corroído por el aislamiento más absoluto, se había convertido en tal piltrafa humana que ni se le podía reconocer del cambio físico sufrido.
Ella aseguraba que sí, bueno, que no, que el que parecía que sí, la tenía secuestrada otra vez. La confusión de los que se acercaron a socorrerla y la de Noa viendo con desesperación que nadie parecía entender la urgencia en la que se encontraba elevó el tono de la algarabía y pronto apareció una patrulla de policía que, ante la duda, la trasladaron a un hospital.
-¡Mi marido no es mi marido! -gritaba.
En urgencias, al pensar que había enloquecido, llamaron al psiquiatra para que la calmara con algún inyectable de Modecate. La trabajadora social, solícita y eficiente, llamó al “falso” marido para que se hiciera cargo de la enferma.
Reuca vino a recogerla. Con estudiada pose de compungido, se disculpó por haber dejado la puerta de casa abierta en un despiste imperdonable y prometió enmendarse.
Desde entonces la cuida con esmero y los vecinos recelosos permanecen tranquilos porque no se ha vuelto a escapar, ni incomodando al vecindario.
Hasta salió en la prensa amarilla lo sucedido. Adornado lo no sabido por lo supuesto o lo juzgado prejuiciosamente.
Sierra, el nuevo guardia del peligroso psicópata, con el que estaba taxativamente prohibido hablar y escuchar, le pasó, junto a la bazofia de la comida, en la que antes había escupido y puesto un par de moscas disimuladas, un recorte del diario donde explicaba la historia que le mencionaba como falso acusado de secuestrar a su antigua víctima enloquecida.
-Hijo Puta, -le espetó señalando el recorte- mira cómo Noa se trastornó la pobre por tu culpa. Deberías comer rata a la mierda, so cabrón.
Está mal decirlo, porque suena poco profesional, pero cuando encontraron al peligroso reo ahorcado con una cuerda hecha con tiras de sábana rasgadas, los funcionarios de Villaruejos se alegraron.
-¡Por fin se acabó la pesadilla! –decía Sierra a su compañero-. Vamos a sacar el bulto de la celda.
COMENTARIOS
#sagaCrecimiento #psicopatía #manipulación #venganza
Unos personajes, como Reuca, se caracterizan por una actuación fría, manipuladora, aprovechada y despiadada y otros por dar respuestas calientes, nerviosismo, dificultades de expresión, miedo.
Lo verdadero y lo falso se mezclan de una forma ambigua e inquietante. Reuca es experto en parecer sincero mintiendo, la prensa amarilla difundiendo noticias falsas . La dudosa profesionalidad de algunos funcionarios va acompañada con el deseo -en este caso desafortunado- de ayudar, el médico, la policía, el trabajador social, los funcionarios de prisiones, estos últimos asesinados por su bondad.
El marido en un principio quiere ayudar a su mujer, pero su relación íntima está dañada y por ello se hace imposible olvidar el secuestro. Su acto de venganza de querer insultar a Reuca en la cárcel es lo que provoca es su ruina, se queda preso en su lugar y la de su mujer, que volverá a estar secuestrada de por vida.
El reflejo de la ambigüedad lo representa el mensaje paradójico que destruye totalmente a la víctima de Reuca de “si quieres vivir me tienes que querer de verdad y por obligación”.
La expresa dejación de las dicotomías morales , esto es bueno o malo, ayuda a conseguir un pensamiento más flexible y capaz de discriminar con mayor finura los razonamientos morales, al entrenarlos en situaciones que no son tan obvias. La simplificación, por el contrario, es un recurso ante la dificultad, tranquiliza, pero empobrece.
NOTAS TÉCNICAS
La sala la dividimos en dos partes, en una se representarán sucesos de cárcel y en la otra de la casa de Noa. En medio la calle o el hospital.
Por lo retorcido e impactante del argumento procuramos garantizar la comprensión de las partes mediante dramatizaciones explícitas de:
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Lo que hace el psicópata con los carceleros guardias , atrayéndoles con peticiones creíbles.
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Del secuestro de Noa. En el otro lado de la habitación su marido la tranquiliza de que Reuca está en la cárcel por muchos años y que puede estar tranquila. Comprende que le ha afectado en la intimidad sexual y llenado de pesadillas, que la quiere y tendrá paciencia..
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La escena en la que convence el marido a un guardia amigo al que invita a un wisky en la zona de Noa de la habitación para que le deje ir a insultarlo. En el otro lado, Reuca logra atrapar al marido y que le abran la celda. Lo deja dentro y amenaza al guardia para que le ayude a escapar.
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En la zona ‘Noa’ el psicópata entra en casa de Noa y la aprisiona.
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En la zona ‘Noa’ se emborracha en el aniversario (30 años después) y Noa Huye
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En el medio de la sala escena de Noa balbuceante e incoherente por el miedo hace que unos que le auxilian llamen al 112, Un policía (oyente) se lo lleva a urgencias.
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En urgencias el médico inyecta modecate para tranquilizarla. La trabajadora social llama a Reuca.
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En la zona ‘Noa’. Cariño a partir de ahora te cuidaré para que no te pierdas por la calle…