Poco a poco

Poco a poco

Se trabajan ideas: profundizar en el disfrute (a partir del de los que nos importan), complejidad de la convivencia y las relaciones de pareja en general, lo visceral vs lo racional, el triunfo del inconsciente, el destino vs el azar, la necesidad de elegir entre distintas opciones. En algunas situaciones se produce un reflejo de experiencias personales de los participantes en el grupo. 

Escenificamos algunas situaciones para dinamizar el relato y facilitar su vivenciación (escena de la primera comida de los cuatro personajes, de la entrega del anillo y el beso por error, de la amiga joyera) Se buscan ejemplos en las propias experiencias (disfrute doble, efecto contrario de la negación de algo…)

Eranse dos felices parejas: Teresa y Edu, Elena y Remi, que tras unos meses de conocimiento mutuo, enamoramiento y noviazgo formal deciden, idealizando la experiencia de la convivencia, ponerla en práctica, pensando que sería una continuación de sus días de fiesta y jolgorio aunque ésta vez teniendo a su bienamado/a cerquita, compartiendo un dulce hogar.

 

Más, bien sea por esa idealización, por candidez de pensamiento, por desconocimiento del otro, el toque de la “sucia rutina” que diría Sabina, la cuestión es que ambas parejas, cada una por su lado, pronto se aburren de esa vida compartida, que no les llena, que no les permite estar bien, en la que algo falta… Y en sus mentes surgen preguntas como  “¿por qué no estoy bien si yo quiero estarlo? o ¿por qué estar mal si yo no quiero?”, “de quién es la culpa?”,”qué es lo que falla?”

 

Cierto es que en ninguna de las parejas se produce ese maravilloso fenómeno que se llama “disfrute estereofónico” que es el disfrute doble que tiene uno cuando hace algo que le gusta y además lo comparte con el ser amado, disfrutando doblemente de verle a su vez disfrutar de eso que nos encanta.

En el caso de Edu y Teresa sus aficiones era bien distintas: a Edu le gustaba la ópera y a Teresa la música pop; a Edu la comida sana y ligera y a Teresa la gastronomía popular de cuchara y plato y el tapeo. Tampoco los amigos de Edu eran del total agrado de Teresa ni él se identificaba con los de ella. Y así con muchos temas…

 

Un día para paliar el tedio insoportable deciden invitar a cenar a otra pareja conocida con la que han tenido un breve encuentro después de algún tiempo sin verse, y que además comparten con ellos la experiencia de la convivencia desde más o menos el mismo tiempo, Elena y Remi.

 

Sorprendentemente descubren que hay un cruce de entendimiento entre Elena y Edu así como Remi y Teresa, una complementación natural que, a diferencia entre las “verdaderas” parejas, no exige de un sacrificio por el otro (coinciden aficiones, gustos, ideas…) produciéndose un fenómeno de experiencia cuadrofónica que casi permite percibir en al ambiente esa magia, ese humillo de la chispa encendida.

 

Realmente ambas parejas no se llevaban mal pero la pesadez del esfuerzo cotidiano por mantener y demostrar un interés que ya no era auténtico contrastaba con la sensación agradable de liviandad y auténtica sintonía que experimentaron en esa cena. Podría decirse que la misma que una madre que habiendo llevado por vez primera a su hijito a jugar al patio, viéndose atada y obligada a arrastrarlo agarrado a su pierna al principio, llega el día en que el niño juega sólo y ella puede contemplarlo tranquila desde un ángulo del patio, sintiendose aliviada, en libertad a la par que confiada.

 

Dado el éxito de la primera cena los cuatro amigos repiten semanalmente las citas, aumentando paulatinamente la frecuencia de las mismas, primero dos veces por semana en cada casa, luego empiezan a quedar fuera, un cine en Grancasa el martes, el jueves unas tapas en el Champi del Tubo y una copa en El zaragozano el sábado; luego van añadiendo días hasta que terminan quedando diariamente. Estas buenas sensaciones que se generan les hacen estar más alegres, con más entusiasmo en general, y también afectan positivamente a su vida en pareja y a sus relaciones sexuales que últimamente estaban de capa caída. Realmente pasan de tener una pareja a tener dos: la formal que está en casa y la de fuera, lo que crea en ocasiones confusión de nombres por lo que en más de una ocasión Teresa llamó Remi a Edu en medio del fragor amoroso.

 

Al igual que el premio nobel de física en 2014, Nakamura, logró desarrollar una técnica de dopado del semiconductor GaN con Zn (dopado p con electrón de más) y Mg (dopado n con electrón de menos) para dar lugar a uniones (diodos) pn que emiten luz creando así Los LED azules que han revolucionado la iluminación gracias a que ahorran hasta un 70% en la electricidad consumida, los cuatro amigos tan distintos habían logrado crear algo limpio y barato a partir de aquella sinergia química que fluía de manera cruzada entre las parejas.

 

En una ocasión que Remi quería obsequiar con un regalo importante a Elena con motivo de su cumpleaños ve en el escaparate de una joyería un anillo con una piedra verde que resulta ser una esmeralda. Pese a resultar muy caro Remi lo compra y una vez que van a casa de la otra pareja, en un aparte se lo enseña a Teresa que inmediatamente sin darle tiempo a hablar dice:

 

-“Ay gracias Remi, pero qué detalle tan bonito has tenido conmigo!”- y se lo prueba sin demora, quedándole nunca mejor dicho como anillo al dedo.

Remi se queda estupefacto sin saber qué decir. En muchas ocasiones pensamos que estamos tan curtidos, quemados o endurecidos por la vida que ya no somos capaces de cambiar nuestra forma de decidir o actuar. Pero sucede que de pronto un día nos vemos en una situación inesperada en la que uno no sabe qué va a pasar, y en ese momento es cuando se manifiesta nuestra “alma oscura”, que está dormida u oculta siempre pero que en este caso toma las riendas y nos lleva a tomar una decisión radical, sorprendente y contraria a nuestro habitual hacer. Esa fuerza oscura que debemos mantener atada por lo que pueda pasar, porque es como un tsunami y es la que impulsó a Remi a ignorar la confusión de Teresa y regalarle el anillo de esmeralda diciéndole: -“Sólo es un detallito, en realidad sin mucho valor, un pequeño detalle sin importancia…”, justificando así con el engaño el no regalárselo a Elena.

 

Teresa interpreta esto como algo raro aunque también le halaga pensar que Remi coquetea inocentemente eso sí, con ella producto de la afinidad de sus almas, cierta atracción química… Al darle las gracias se acercó a besarle en la mejilla y, por esas cosas del azar o del destino_ nunca se sabe_ sin quererlo o queriendo sus labios se juntaron. A veces nos pasa que al rozar en determinados sitios nuestro cuerpo con el de otras personas desconocidas, dependiendo de quién y cómo sea el otro interpretamos ese roce de distintas maneras: con rechazo, con agrado, nos repele o nos atrae… Pero ¿quién ordena al cerebro que recibe ese estímulo sensorial desde las células de nuestra piel a través de las conexiones nerviosas y sinápticas cómo interpretar ese contacto? ¿el alma clara o el alma oscura?

 

Teresa y Remi tuvieron sensaciones agradables. Siguieron viéndose diariamente, sin contar nada de lo sucedido, como si no hubiera pasado, aunque comenzaron a darse señales sutiles de que algo había cambiado. Cuando antes se sentaban enfrentados ahora era uno al lado del otro, produciéndose algún roce casual de los brazos o las piernas. También coincidencias de ideas y actos en momentos concretos como por ejemplo cuando están comiendo los cuatro y Teresa y Remi se levantan en el mismo instante alegando que van al cuarto de baño, o a buscar algo a la cocina. ¿Es el azar o es el destino?

 

Un día en el que Teresa había quedado a almorzar con su amiga Patricia, trabajadora en una joyería desde hacía muchos años, ésta se sorprende del pedrusco verde que luce en su mano. –“No mujer que es de imitación, un detalle de un amigo”. –“De eso nada monada, que yo sé de esto. Es una esmeralda auténtica! Y menos de 500 euros no le habrá costado”

 

Este hecho hace que Teresa se re-interprete todo lo sucedido hasta el momento. Como en una película de suspense que hasta el final no está claro quien es quien, y quien al principio de la trama hacía algo malo queda justificado al final por el bien de muchos, y al contrario quien se presentaba como justo terminaba siendo el malo de la película. Así Teresa pensaba una y otra vez en sus sensaciones, en aquel beso y en el gesto de Remi al regalarle el anillo:

-“Me gustó ese beso pero yo quiero ser fiel, soy fiel a Edu… quizás interpreté mal el gesto, sí, estaré confundida… quizás le engañaron o se equivocaron al venderle el anillo… pero… ¿y el beso? Por qué me tiene que pasar esto a MÍ???”

De esta forma se auto-engañaba para justificar que no había pasado lo que había pasado, en un intento de mantener en pie su pequeño universo que durante años había creado y de no hacer daño a los habitantes: Edu, su familia. Qué dirían todos si rompieran, los amigos…

Pero ese NO auto-impuesto a veces tiene el efecto contrario a lo que negamos y así a Teresa empiezan a ocurrírsela ideas extrañas acerca de declararse a Remi y confesarle sus sentimientos y sospechas de reciprocidad. Es como cuando alguien que sabe que va a confesarse busca deliberadamente el pecado para tener algo que confesar después aunque el cura le diga que con el arrepentimiento verdadero está perdonado.

Estas ideas interferían lógicamente en las relaciones íntimas con Edu ya que cuando hacían el amor se imaginaba que era con Remi y al descubrir que era sólo fantasía perdía el entusiasmo dejando a Edu preocupado y desconcertado.

 

Finalmente vence el alma oscura y Teresa se acostó con Remi, con tan mala pata que en un descuido olvidaron los profilácticos en la papelera del baño siendo descubiertos por Edu y consecuentemente destapando su relación ante todos. Ante este panorama deciden irse a vivir juntos, casi más para demostrar a todos que semejante desastre  tenia un PROTO SENTIDO, ha servido para algo, merecía la pena, y finalmente pudieron creerse que efectivamente se querían.

Podemos llamarlo la fuerza del amor, del destino, del azar, del lado oscuro…

 

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