El centro de todo

El centro de todo

SEMANA DEL CENTRO

Alberto nació en Binéfar en una época en que el pueblo era tristemente famoso por ser punto negro de tráfico1. Su familia tenía algunas tierras más bien yermas que otra cosa, ahorros a pesar de las pedregadas de agosto que arruinaban la cosecha de tanto en tanto, y algunos animales para reforzar los escasos ingresos. Pero sobre todo tenían tanto amor como capacidad de sacrificio ahorrativo. Cada alpargata remendada, mermelada casera y frugal comida, servía para pagar los estudios de su hijo en San Viator de Huesca, donde comenzó a estudiar a los 11 años..

Eran otros tiempos y en la escuela los profesores tenían la máxima educativa de educar a los pupilos con la máxima pedagógica de la letra con sangre entra, que conllevaba un terror que iluminaba a algunos pero a otros como a Alberto les aturullaba. En ocasiones se veía compelido a fugarse del colegio por la ventana del primer piso que estaba cerca de los lavabos de la cocina.

No obstante, con esfuerzo titánico, numerosos coscorrones, cachetazos y castigos de cara a la pared2, amén de veranos haciendo ver que estudiaba en la solana, logró aprobar el bachillerato y sus padres le enviaron a casa de sus primos de Barcelona para alojarse, buscarse algún trabajo y proseguir estudios de provecho.

Vivían en lo que llamaban las afueras, la zona de Collblanc. Ahora ya no parece un barrio extramuros, sino que con el crecimiento de la ciudad, que aunque no se note, está viva, evoluciona, se trasforma y cambia de piel como las serpientes, se encuentra dentro de un circulo, un punto que se expande en el tiempo hasta abarcar como un agujero negro las estrellas alrededor.

Su prima Merche le llevó en metro hasta el Paseo de Gracia, dando a entender que eso era el CENTRO de Barcelona: lujo y edificios que para un binefarense semejaban maravillosos palacios, ostentación, dinero, fulguración planetaria.

Hay momentos en que se puede tener una fuerte iluminación energética, no me refiero a una energía que provenga del cableado eléctrico, un rayo de sol repentino o una voz que surja del televisor3, sino a un deseo o un destino que aparezca como la fe Pauliana; “yo perteneceré a este mundo”, no al mundo de la tierra ingrata, del ahorro y del sacrificio, sino al mundo decorativo, cosmopolita, refulgente y apasionado.

Se le ocurrió la peregrina idea de que todo ello provendría de la contabilidad del número y pensó que estudiando empresariales obtendría de un golpe el dominio del intelecto y el merecimiento social y económico como una natural consecuencia.

Tuvo que ir a una academia que había en La Pedrera, antes de que dejase de ser lugar de uso para convertirse en lugar de CENTRO TURÍSTICO o museo gaudiniano, para poder estar al nivel de álgebra que exigían, lo cual agotó rápidamente el exiguo presupuesto recibido para iniciar su aventura y completar las promesas.

Consiguió un trabajo que le permitió pasar de la casa de los primos -su madre le había rogado que no abusara de su hospitalidad- a una habitación en Montjuic, al lado del cementerio. No tenía derecho a cocina, lo que le llevaba a tener que esconder el infiernillo en el armario para hacerse tortillas y ventilar en pleno inverno para disipar los olores de fritos. En el segundo trabajo pudo desplazarse a Gala Placidia, al edificio moderno de 24 pisos que le daba la impresión de estar en el CENTRO DEL LUJO. El lujoso apartamento estaba regentado por una viuda que había vendido su negocio de zapatería para adquirirlo. Lo había dividido en subhabitaciones, cuchitriles para aumentar el número de pensionistas, por lo que las condiciones de hacinamiento eran algo penosas aparte de los discursos resentidos e interminables sobre las mujeres que se probaban decenas de zapatos y luego no compraban ninguno cada vez que venía a recoger puntualmente el dinero.

En la Avenida de la Luz de la calle Pelayo, que en aquellos tiempos se dividía entre las razas de día y las de noche, tenía el prestigio de CENTRO SUBTERRÁNEO de esparcimiento, conoció a Silvia, que un día se acercó espontáneamente a sentarse en las escaleras de cine matinal donde esperaba el inicio de la sesión.

-Qué te has puesto en el pelo que huele… -le comenzó a decir Aberto -.

-Es pachulí –dijo ella suponiendo que Alberto iba a decir “… bien…” al final de la frase que se sentía obligada a interceptar para simular que le gustaba el halago. -¿A qué huele guay? –añadió.

Acercó tanto la cabellera para facilitar la prueba de olor, que Alberto tuvo por primera vez la experiencia de tener a una chica guapa a menos de treinta centímetros. La impresión fue tan desconcertante que aseguró:

-¡Huele fantástico! –aunque el CENTRO DEL SIGNIFICADO tenía otra referencia distinta al olor, dado que por timidez sustituía una cosa por otra.

Las otras veces que quedaron en el cine, Silvia se ponía cantidades mayores de Pachuli pensando que así olería mejor, pero Alberto se sentía cada vez más atraído por ella porque el CENTRO DE ATRACCIÓN era a pesar del olor, la persona que había detrás.

Silvia le ofreció un plan muy bonito, un día que sus padres se habían ido de viaje, consistente en tumbarse juntos en la cama, uno a la izquierda, otro a la derecha y DARSE LA MANO EN EL CENTRO, como símbolo de unión y promesa de amor.

No pudo llevarse a caso el proyecto amoroso por razón de índole fortuita.

También conoció en la Avenida de la Luz a Del Valle, que al ser muy guapa y además haber tenido numerosas experiencias amorosas que le habían dejado un poso de sabiduría, la hacían a la par que atractiva inalcanzable o intimidante para Alberto.

-Quieres mierda –le dijo un día-.

Alberto quedó desconcertado, porque no sabía si se estaba riendo de él o proponiéndole algo perverso o misterioso.

-SÍ sí, vale –dijo por si acaso-.

Así fue como comenzó una relación desinhibida, porque la mierda resultó ser lo que ahora llaman grifa o chocolate4

Ella le dijo un día:

-¿Por qué no me llevas nunca a tu casa?

Alberto no tuvo mas remedio que plantearse tener casa inmediatamente, y le dijo:

-Si no te importa, espérame en el cine. Tengo que hacer algo urgente. Dentro de un rato vuelvo…

-Tú mismo, pero si alguien se me acerca y me pide que vaya con él me iré.. –amenazó.

Alberto fue corriendo a parlamentar con Andrés, su compañero de trabajo. Sabía que tenía un piso y mediante un soborno sustancioso consiguió que le dejara las llaves por un día.

Inciso: Mala idea. Las prisas son malas consejeras. ¿No os ha pasado alguna vez que por prisas hayáis tomado una decisión precipitada y luego os hayais arrepentido?

Fue al cine con las llaves y le dijo a Del Valle que si quería podían ir ‘a casa’, aunque le costó dios y ayuda aparentar que sabía el camino, el nombre de la calle, el piso y la puerta. Era una zona, la calle Ancha, cerca del puerto en el CENTRO HISTÓRICO de la ciudad que había visitado muy poco.

-¿Dónde está el baño?- pregunto Del Valle al entrar.

-Por ahí… dijo al tuntún Alberto sin saber a donde dirigir su dedo.

Lo que pasó después es mejor no contarlo, porque fue un tanto penoso y patético. Alberto nunca había tenido relaciones sexuales y no sabía bien qué había que hacer, dónde ni cómo ni por que, un desastre total que acabó en nada…

-Nunca había salido con un chico tan raro.. –dijo del Valle a modo de frustrada resignación.

Quitando este triste episodio en el que es mejor no ahondar, Alberto llegó a conocer finalmente a una verdadera novia que vivía en la zona del centro de marcha de entonces, calle Escudillers, Avignó y barrio gótico. Durante mucho tiempo fue CENTRO DE BOHEMIA, no en vano esa calle la honró Picasso en “Las señoritas de Avignó”.

Fué Vanesa, la novia o vampiresa, según se mire, quien le dio a probar por primera vez un cartoncito con una gota de LSD. Tuvo la experiencia de que el tiempo se alargaba infinitamente, que no transcurría, que el TIEMPO ERA EL CENTRO inmutable de lo mutable. Con la experiencia de las drogas todo lo que había conseguido de cara a centrarse y estar en el CENTRO DE TODO, juventud, amor, trabajo y amigos, comenzó a configurar una vorágine centrípeta y el circulo se convirtió en espiral, de la que comenzó a ser expulsado tanto del CENTRO laboral, como del amor y perdió el CENTRO DE EQUILIBRIO de la vida.

Inciso: la tierra gira alrededor del sol, pero el sol gira en las afueras de un aspa helicoidal de la galaxia Andrómeda, perdida y esperando ser consumida por el agujero negro que hay en el CENTRO DE LA GALAXIA.

Menos mal que Alberto fue salvado por Ana antes de sucumbir, amante de causas perdidas que se lo llevó a compartir su loft de la calle Santa Ana, en el mismo edificio que residía la sede del Partido Comunista y que con la calle Canuda y su comedor de precio apañado eran CENTRO REVOLUCIONARIO del momento.

La revolución de Alberto fue dejar de estar revolucionado. Su trasformación, reconciliarse con Binéfar y su conquista gloriosa aceptar la falta de pasión y su gran vida, la falta de vida que el vivir normal conlleva.


COMENTARIOS

#sagaPoblaciones #drogas #emigración #ambiciones #equilibrio

En este cuento se busca el CENTRO, pero el CENTRO se desplaza, adquiriendo distintos significados según se aplique a determinado contexto. La institución celebra la semana del centro, en cuyo honor escribimos esta historia.

Alberto parte de un pueblo en el que sus padres llevan una vida sencilla, llena de sacrificios para que pueda estudiar. Primero hace el bachiller en la capital de provincia, Huesca, y luego se desplaza a buscar fortuna a Barcelona.

Se aloja al principio con unos familiares hasta encontrar trabajo y luego comienza su vida independiente, de aprendizaje y amores. En Barcelona conoce distintos centros, turísticos, bohemios, revolucionarios, históricos. Descubre el amor (centro del corazón) y también las drogas, con las que pierde el centro de equilibrio (trabajo, amigos, pareja).

Finalmente se estabiliza con Ana, con la que se aleja del centro de la revolución y de las drogas para aterrizar en una vida sencilla, sin sueños prepotentes y gloriosos. Se propone la disyuntiva entre ‘normalidad’, el tipo de vida algo sosa y aburrida que tiene la mayoría de la población y lo ‘extraordinario’. Binéfar se instala en un rincón de Barcelona. ¿Dónde está el centro de la galaxia ahora?


NOTAS TÉCNICAS

1 La entrada al pueblo, desde Huesca, atravesaba un arco muy estrecho de un puente colocado en una curva pronunciada. Si el coche iba rápido,o venía alguien de frente en ese momento, se desviaba y chocaba.

2 El narrador pregunta ¿Recordais algún tipo de castigo que había en vuestra escuela?

3 Preguntamos a los presentes si se les ocurre alguna otra fuente de energía (“las cajas distribuidoras, los enchufes…)

4 Ponemos a prueba el conocimiento del asunto de los presentes preguntándoles por nombres de la sustancia (“costo, china, porro, hachís..”)

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