Evolución y diversidad
En el colegio Irene era “la palillo”. Desgarbada, con ojos demasiado grandes para la pequeñez de la cara, que parecían saltar detrás de unas gafas enormes de concha. Casi todos la despreciaban aparte de por no ser agraciada por su total desinterés en vestidos, abalorios, cantantes y bailes de moda. En cambio algo debía tener porque era la única aceptada en el grupito de Jorge, Diego y Tomás, que eran los “guapos”, los chicos por los que muchas suspiraban inútilmente, incapaces de entender la jerga que utilizaban llena de reglas de Mágic, las vicisitudes de Tom Rider o las misteriosas operaciones para pasar las pantallas Arrakis de Dune. Irene era ridiculizada, despreciada, ignorada y burlada… por “la jauría” de bellezas con melenas alisadas, impecables caritas redondeadas y colores de ropas perfectamente conjuntadas
Primero fue Jorge el que se fue del colegio, porque su padre era militar, con un sin fin de lloros y corazones con dedicatorias de ‘para siempre’ y un ‘eterno lugar en el corazón’, una especie de hueco que el olvido y nuevos amores se encargaron rápidamente de llenar.
Luego los padres de Tomás se divorciaron y nunca más se supo, creando no ya un vacío sino una indecible congoja como la que proporciona la comprensión de que un día –muy lejano, decían- la muerte nos eliminaría.
Finalmente, Diego se fue a vivir a otra provincia por asuntos laborales de sus padres. Convocó a todos los compañeros de clase a una despedida en Macdonals que fue memorable por las espléndidas vituallas, la guerra de confetis, las cintas de colores que atravesaban las filas de los excitados comensales, el baile, los regalos, las misivas artísticas y las fotos que se tomaban todos con el uno. Inocentes fotos que se tiraban sin más y que luego irían a parar a los álbumes familiares para representar tanto la felicidad de la infancia como la perdida para siempre.
Irene se sintió muy sola durante muchos años, aislada tanto por su propio desinterés como porque estaba siempre fuera del circuito de comidillas, filias y fobias, gustos y disgustos del resto de amigas déspotas, egoístas y rencorosas que se preparaban para ser normales de pro.
A partir de los 14 años la figura de Irene sufrió una trasformación repentina. Su cara ganó volumen dando a su rostro un halo de perturbadora belleza salvaje, los labios adoptaron unas misteriosas curvas sensuales, los ojos fueron despojados de sus gafas de concha y resultaron ser verdes y su figura fue adoptando una silueta perfecta, convirtiéndose en la más guapa, sin que ello quisiera decir que la más querida.
Los chicos comenzaron a soltarle comentarios soeces y a sentirse autorizados para pararse y repasarla con la mirada pensando en váyase a saber que fantasías eróticas. Los hombres mayores se le acercaban con cualquier pretexto, como si de pronto descubrieran en ella valores desapercibidos. Comenzó a tener problemas con amigos pasados de copas e incluso serenos y babosos que se propasaban en los trasportes públicos. Hasta que un día, un grupo de tres chicos la cogieron, la llevaron a una casa y la violaron todos.
También la belleza provocó que se enamoraran de ella una cantidad exagerada de tíos, que además la llenaban de alabanzas, halagos, diminutivos, comparaciones poéticas y cataratas de comentarios absurdos intentando hacerla reír, invitándola a las cosas más inverosímiles como restaurantes nuevos, bares de diseño, chalés de lujo, viajes de fin de semana, ofertas para esquiar, montar a caballo, hacer montañismo, gimnasios nuevos, bares musicales, exposiciones de amigos o incluso a un palomar donde se criaban halcones1.
Las mejores boutiques le ofrecían sueldos magníficos por no hacer prácticamente otra cosa que decorar, la llamaban para azafata de congresos, le ofrecían books de publicidad y castings en filmaciones para las que no estaba preparara o con propósitos y promesas de dudosa sensatez. Algunos la invitaban a hachís, otros a cocaína o a éxtasis gratis. Alguno que otro le proponía ir a Perú a la Fiesta del sol. Era interesante su participación, su contacto, su inteligencia –belleza, querían decir- su aportación y su mera compañía de propiedades curativas.
En lo sexual era un desastre, porque los pocos chicos que dieron el pego de parecer atractivos no entendieron que al acercarse al tema de la penetración, ella reviviera las imágenes desagradables de la violación. Le prometían que lo superaría a su lado, pero por lo visto el método que utilizaban no debía ser el adecuado y la cosa no fraguaba.
No ayudaba en nada que conforme crecía en edad los percances desagradables aumentasen en número y asquerosidad. Unos le metían mano sin más pensando que el acto desagradable era agradable, alguno se masturbaba en la puerta de la tienda en que trabajaba cuando estaba sola, le sacaban la lengua de forma procaz simulando chupar una parte sexual, le asaltaban chicos borrachos o agresivos que se sentían dueños del mundo, viejos verdes, maduros infieles y jefes que intentaban llevársela al huerto utilizando una mezcla de cutre seducción y de amenaza velada2.
Irene intentaba convivir con la belleza, unos días como un regalo y otros como una maldición.
Sin embargo, paradojas de la vida, Diego el rompecorazones del colegio, conforme creció se desfiguró su carita angelical. Pasó a anodina y luego a la del montón de la mediocridad. Su figurita infantil derivó en algo recio, mezcla de herencia familiar, rechazo del ejercicio físico y excesiva afición a las patatas fritas. Los gustos por las aventuras gráficas, el manejo del joystick, los cómics underground, la música desconocida, las películas de ficción y cierta escasez de ducha lo mantuvieron lejos de las féminas, sufriendo mucho por ello, pero sin estar dispuesto a ceder y ponerle remedio.
Hasta que no se decidió a inscribirse en la escuela de Gráfica Publicitaria y consiguió trabajo luego en una agencia no pudo fraguar su mundo fantasioso en algo útil, remunerado y con las ventajas que tiene lo práctico sobre lo ideal, comenzó a tener novias3
Hay que decir que su carácter, educado en guerras de ultramundo, mundillos mágicos y osadías de pantalla, le perjudicó bastante. A saber, este es un resumen de los hechos:
-tenía muchos complejos e inseguridades, o sea que sus amores y preferencias resultaban raras, muy liosas y las amigas acababan hartas de él.4
-En vez de dedicarse a medrar, ganar dinero, engañar, hacer la pelota o buscar oportunidades, en vez de ello, digo, le daba por criticarlo todo, encontrando imperfecciones y peros por doquier.5
-era inconsistente porque durante un tiempo se ilusionaba con algo y luego, de repente, se cansaba. Lo veía con malos ojos o lo destruía, con desidia, con peleas con los colaboradores, con una especie de desilusión que seguía a la ilusión, como hacer amigos de infancia va seguido de un traslado de ciudad y vuelta a empezar de cero.6
Algunos pensareis que todo esto a fin de cuentas es lo normal –no en una persona extraordinaria, sino en lo que llamaríamos un mediocre.
Estaba Diego-mediocre refunfuñando por el color de unos plásticos de la tienda Paradise en la que solía ir para coger material para el diseño de sus proyectos, cuando de pronto a sus espaldas una voz le llamó:
-Diego!! –se suponía que un Diego aceptable para que una chica guapísima se dignase llamarle por su nombre.
-No sé si te acuerdas de mí. Hace tanto tiempo, soy Irene.
-¿Te conozco de PixarTrans? –Aventuró Diego, recordando una empresa con abundancia de bellezas en la que tenía un cliente que visitaba de tanto en tanto para pases de presentaciones-.
-No, no, ¡Irene la del colegio Machado!
-Pero estas muy cambiada, sin gafas, rubia, con ojos verdes… hecha una mujer. ¿cómo te iba a reconocer?
-Pues de la misma manera que te he reconocido yo, a pesar de que también has cambiado mucho, por un pálpito del corazón, con sensaciones que escapan a la razón o al tiempo –le bromeó Irene-.
Se contaron las cosas que habían pasado –si es que las cosas pasan, que más parece que se cuelgan de ti, te agarran, te hacen más pesado, apagado y puede que acaben destruyéndote-. Irene entró de pronto en una asombrosa confianza con Diego y le contó que salía con una pareja, pero que se tenían que conformar con relaciones orales sin penetración porque había sufrido una violación muy dura, pero ahora se planteaban tener un hijo y no sabía cómo superarlo. Cuando era “la palillo” sufría, pero ahora seguía sufriendo por ser la guapa a la que todo el mundo intenta ligar y qué suerte tienen los mediocres, que pueden ser anónimos y felices. Diego le confesó que le hubiera gustado que la vida fuera algo más fantástica y sublime, como un destello azulado en un escenario ocre, pero que no tenía el empuje o las virtudes necesarias para una misión sublime y su vida era insulsa y sus relaciones insustanciadas, caóticas y enrarecidas que tenía con todo el mundo, especialmente con las mujeres que se le acercaban.
-Es extraño, -le dijo Irene-, porque de niño eras encantador. No te lo dije nunca, pero estaba enamorada de ti en secreto -Infancia inocente. –añadió, no fuera que el comentario diera pie a una situación embarazosa-.
-Ya que lo dices, creo que yo también estaba prendado de ti, aunque en aquella época a eso lo llamaba “el silencio del cosmos” –le confesó Diego.
-Ah el famoso “silencio del cosmos“ del que tanto me hablabas. Me parecía como la lejanía de las cosas imposibles..
-Cosas de niños –apostilló Diego-.
-El niño que tenemos dentro nunca muere, sino que siempre está cambiando de sitio –sentenció Irene.
Se separaron cada uno a sus ocupaciones y a pesar de que tuvieron más verdad durante ese encuentro, más autenticidad que posiblemente, el resto de sus días, por lo visto la intensidad no provocó en ninguno de ellos el deseo de repetir.
COMENTARIOS
#sagaCrecimiento #belleza #abusos #seducción #violación #trauma
Los valores sociales como la belleza, la fama, la moda, conducen a unos y otros a situaciones insospechadas de mediocridad o de triunfo social. Irene era un patito feo en el colegio, en el que reinaban las amigas presumidas, Diego era un rompecorazones, pero al pasar el tiempo las posiciones cambiaron.
Irene se volvió una belleza, cosa que le abrió muchas puertas y generó atención continua, pero a la vez se volvió problemática cuando hubo de por medio una violación, experiencias soeces y numerosas conductas inadecuadas con los que intentaban abordarla. Su vida de pareja se vio entorpecida por los traumas causados por lo que había provocado su belleza en los impresentables, que parecían ser mucho más numerosos de lo previsto.
Diego había sufrido el proceso inverso. De ser el guapito de la clase pasó a ser un friqui que no avanzaba en las relaciones por su aspecto descuidado, la falta de ejercicio y muchas patatas fritas, sus rarezas underground y su carácter veleidoso.
Ambos personajes se encontraron por azar y evaluaron su vida en una conversación. Descubrieron de paso que siendo niños se atraían sin que lo supiera ni el uno ni el otro. Aunque en el momento del encuentro se compenetraron espiritualmente, sus vidas ya habían cogido un rumbo irreversible y no se produjo una continuidad que fuera a reiniciar un amor dando un salto en el tiempo.
NOTAS TÉCNICAS
1 Realizamos aquí una inclusión de participaciones voluntarias adicionales añadiendo libremente cosas a las que se le pueden invitar u ofrecer a una chica muy guapa.
2 El narrador plantea: la belleza tiene ventajas, pero qué desventajas acarrea, ¿qué le podría pasar a una chica que fuera muy guapa además de lo que acabamos de mencionar?
3 El narrador hace un aparte para solicitar aclaración sobre este punto misterioso: qué hace que alguien se fije en ti (tener buen aspecto, ser educado, gracioso, tener oficio..)
4 El narrador lee estos puntos, pero levanta la vista del papel y los ‘aclara’ a su modo. En el primer punto añade, “contra más raro eres, con peores gentes de juntas, y luego así te va”
5 El narrador: “esto debe hacer referencia a …. a … y mira como buscando socorro a ver si alguien le ayuda a resumir el sentido de esta regla (en el caso de que no hubiera aportaciones diría “en vez de ser sociable y caer bien a la gente era criticón y no le podían ni ver”)
6 Narrador: “¿Esto es como eso que se dice de dar una de cal y otra de arena y tener confundido al personal, ahora te aprecio ahora te desprecio, o se os ocurre otra interpretación?”