El homunculus

El homunculus

El humunculus, aún siendo un fenómeno que ya aparece en el Rosarium Philosoficum como objetivo alquímico y Paracelso1 había establecido que debían tener unos 30cm de alto2 es en nuestros días en que la ocasión para conseguirlo ha llegado de la mano de las investigaciones de Susan Calvin con nanotúbulos con los que podemos obtener los primeros nanorobots inteligentes de un tamaño bastante mas pequeño que los descriptos en la cábala como el Golem3 o el de la muñeca bailarina de Hoffman.4

Estaba S. Calvin de visita en Zaragoza para formar un nuevo proyecto en colaboración con CAJAL4EU, ese grupo del ITA que desarrolla un chip para diagnósticos con financiación de Araclon y Alphasip y les mostró algunas pruebas de homúnculos inteligente a Jean Marie Lehn, Javier Mínguez, L Montesano, pero cuando lo iban a inocular a un ratoncillo los nervios jugaron una mala pasada a Luis Montesano provocándole un acceso de tos similar a esos que aparecen incontenibles en los estrenos mas importantes de los conciertos de temporada, de forma que se clavó la aguja en un dedo, pero desgraciadamente el error pasó desapercibido, porque los nervios que tenía eran paralelos a la concentración de la delicada operación y en un estado de hiperconcentración uno puede recibir una puñalada, una bala, un roce en la rodilla, una raja con un papel, una quemadura de cigarrillo, un pinchazo,5 Y NO DARSE CUENTA.

Cuando intentaban visualizar al homúnculus en el monitor, mediante una emisión de ondas de alta frecuencia, apareció recorriendo un camino extraño, que parecía no pertenecer a la rata.

-Debe de estar encallado en tejido elástico. Diríjalo hacia alguna arteria principal para hacerlo mover rápidamente al objetivo diana –propuso Mínguez.

El humunculus se movía, pero su movimiento no se proyectaba en el mapa del animal. Miraban y remiraban los sensores, la señalización, el visualizador de regreso y no había forma de que apareciera donde debía encontrarse en ese momento.

Montesano se cambió de lado, dio la vuelta, se agachó, se puso encima de una silla: era evidente que la señal de posición era sensible a los movimientos y se reflejaba en cambios de la cruz roja de ubicación que se movía al mismo tiempo que se movía el profesor.

No tuvieron más remedio que reconocer que por alguna misteriosa razón que escapaba a la comprensión de los expertos, se encontraba en un cuerpo equivocado.

Robert Langer, que afortunadamente se encontraba presente a fin de dar soporte en la cartografía diana, propuso reconstruir el mapa a partir de placas de positrones del cuerpo de Montesano. A final de la mañana ya tenían un esquema corporal en el que proyectar las señales del homúnculus.

-Sacádmelo por favor por algún orificio de salida –imploró el invadido.

Unos preferían la oreja, otros la boca, otros a través de una incisión en un lugar próximo al brazo, otros por el ano –dirigiéndolo primero hacia el estómago-, otros argüían que lo mejor era dirigirlo a un capilar y succionarlo mediante alguna jeringuilla extractora.

El propio profesor Montesano sugirió otra posibilidad llamémosla resignada o a lo hecho pecho o lo que no te mata te hace más fuerte o de la necesidad virtud.

-Ya que el sujeto de experimentación es humano –dijo, no como el humano que era sino como el científico amante de la verdad por encima de todas las cosas- podríamos aprovechar para estudiar el comportamiento del homúnculus en algunas experimentaciones en curso, por ejemplo de limpieza de arterias obstruidas, intervención en tejidos, trasporte diana de medicaciones especificas y también en investigación neurológica, llevando al homúnculus al cerebro y realizando conexiones neuronales controladas -aquí, subrayó controladas recordando que era el mismo objeto que el sujeto-.

Llamaron a Cristina Pérez, de la unidad de ictus del Clínico, a José Ramón Ara, al doctor José Luis Capablo y también estuvo interesado Emilio Juan García por sus estudios de cirugía de la rodilla.

Los siguientes días fueron de febril actividad investigadora conscientes de la oportunidad única que se presentaba para utilizar un humano –si es que pudiera llamarse así al sobre-humano doctor Montesano-,

El homúnculus estaba habilitado con una especie avanzada de Cortana que podía hablar y entender lo que se le decía, por ejemplo:

-Dirígete hacia el esófago, pero ponte la membrana protectora porque entrarás en un medio ácido –se le indicaba, mientras descansaba el doctor objeto-sujeto a la camilla por cables que vigilaban sus constantes vitales.

A decir verdad el homunculus al ser tan pequeño necesitaba un exo cerebro que residía en el cluster del instituto de biocomputación de Zaragoza (BIFI) y la colaboración de Jorge Estrada (dep. biología estructural). La parte implantada en realidad era una maquina ejecutiva.

Le pidieron investigar lo que había comido Montesano en los últimos días. Los alimentos de absorción rápida, un zumo de naranja, un café con leche, una sopa de remolacha al estilo ruso..,No había forma humana de encontrar restos en el estómago, en cambio logró identificar unas lentejas, judías verdes y espinas de un tipo de pescado. No tuvo dificultad.

Se le llevó al cerebro, después de que el propio Montesano aceptara, tras un debate lleno de dudas y cautelas. En las protuberancias superiores se le indicó mover un dedo meñique, mover un pie, apretar la mano, flexionar la rodilla…… con éxito total, para alegría de los presentes que se divertían como niños viendo el poder que se les concedía de bromear con el sesudo profesor.

En vistas de la inocuidad y de la capacidad de conexión se le pidió durante media hora recorrer todas las áreas del cerebro para realizar una copia y recrear un cerebro virtual en el BIFI para su estudio posterior.

Aunque había resistido bastantes días en el cuerpo del profesor llegó la hora de recuperar el homúnculus a fin de que no se lo tragara finalmente algún fagocito y porque el profesor deseaba reincorporarse a su vida de sujeto normal. Ya se había logrado encontrar un sistema de investigación biomédica muy importante y había que proceder desde ese punto más de forma legal que casual.

Pasaron los días, el grupito de investigadores ya se había dispersado. El cerebro virtual del BIFI descansaba en espera de futuros proyectos, si no se conseguía financiación habría que borrarlo.

Un domingo estaba el profesor descansando tanto de una comilona merecida como de un largo partido de tenis que había jugado por la mañana, cuando de golpe le sobresaltó el teléfono supletorio que estaba al lado del sofá en el que dormitaba.

Primero pensó que su madre había empeorado y estaba en el hospital, luego que le llamaba el contrincante para mofarse del partido perdido, luego esperó a que su mujer tuviera a bien coger el teléfono y después ya, ante la insistencia del tono de llamada descolgó el auricular.6

-¿Quién es!? –digo algo malhumorado.

-El profesor Montesano.

-Sí soy yo –reconoció, impaciente para que se le explicara en qué consistía la urgencia.

-Yo también soy tú, pero noto que me falta un cuerpo y quería saber si tu eres mi cuerpo.

-¿Es una broma? –dijo, espantado el profesor corpóreo, esperando que fuera imposible que el cerebro copiado pudiera tener iniciativa inteligente.

-No es una broma. Estoy aterrorizado porque tengo la sensación de estar vivo pero no puedo hablar, ni moverme, ni ver nada. Sólo puedo acceder a internet y por eso te he llamado a través de skype porque me acordaba de la contraseña. ¿Me tienes que ayudar! –añadió entre exigente y desesperado-.

-Pero tú no puedes existir!! –intentó argumentar el profesor Montesano. –Yo soy de carne y hueso y tu eres una cosa virtual irreal, que sólo existes en el ordenador del centro de computación.

-Por eso te puedo comprender y llamar por skype con tu contraseña o hacer una trasferencia bancaria con el pin 6743 o decir que he tenido un lío amoroso con Lourdes la becaria..

-Pero sólo puedo existir yo –afirmó con un escalofrió, al pensar que su otro yo podría hacerle la vida imposible. En todo yo que sea yo tengo yo que mandar, y por lo tanto tu debes apagarte ahora mismo.

-Si yo soy tú, tú eres yo y por lo tanto a partir de ahora tendrías que ser mi cuerpo.

-Tu petición es imposible de cumplir, porque es como si me pidieras que dejara de pensar por mi mismo, me implantara otra vez el homúnculus y tú vivieras a través mío a distancia, e inactivaras de alguna forma mi conciencia.

-No sé como desactivar tu conciencia y tampoco la mía, así que ¿qué hacemos?

El profesor corpóreo pensó que la única forma de resolver esto era prometerle algo para que su cerebro virtual no le hiciera ninguna jugarreta destructiva, como chivarse a su mujer o vaciarle la cuenta y cuando le convenciera llamar al centro de cálculo para que borraran sus datos.

Como ocurre en el ajedrez, que un jugador piensa en las intenciones que su contrario pueda tener. Partiendo del reconocimiento de que es inteligente, él también prevé la intención acosadora de sus movimientos, de igual manera el cerebro virtual pensó que el yo-corpóreo intentaría destruirlo y que tendría que replicarse si quería sobrevivir.

-Te voy a ayudar –le dijo el profesor Montesano, para ganar tiempo-. Voy a ver qué posibilidades de realidad ejecutiva podría conseguirte. Te quiero como a mi mismo y por eso considero un deber ayudarte.

-Yo también me quiero en ti –le contestó el cerebro virtual, sabiendo perfectamente lo falsa y oratoria que era esa expresión de “considero un deber”- y te quiero como a mi mismo.


COMENTARIOS

#sagaPoblaciones #chips #división #alteridad

En este cuento, en virtud de una copia literal del cerebro del profesor Montesano, hay una multiplicación de Montesanos, aparentemente iguales, menos en lo que respecta al cuerpo, real uno, virtual el otro. Se tiene una especie de pugna entre el yo-corpóreo y el yo-espiritual. Las armas que se utilizan consisten en el conocimiento de secretos íntimos, que son una parodia del “conócete a ti mismo” socrático. Una parte de Montesano tiene voluntad ejecutiva y la otra inteligencia para intentar esclavizarla.

Se presenta una división entre iguales que al estar divididos comienzan a tener intereses diferentes.

Esta partición de la personalidad recuerda al proceso de descomposición del Yo en la psicosis, en la que las partes cobran autonomía propia y pugnan entre sí.


NOTAS TÉCNICAS

1 “Obras Completas”, Paracelso, Barbera Editores.

2Tamaño folio, tamaño dos palmos, tamaño estante…

3 “El Golem”, Gystav Meyrink, ed. Valdemar

4 Como introducción se hace un breve resumen. “Cuentos” E.T.A Hoffmann Ediciones Plon

5 ¿De qué perturbación podríamos no darnos cuenta por estar distraídos (golpe, viento…)

6 Esta parte del diálogo se escenifica con el narrador y un auxiliar, que desarrolla la conversación telefónica.

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