El caso Martínez

El caso Martínez

Dramatizamos la historia haciendo énfasis en los momentos en los que hay que explicar -caricarutarizar- los caracteres de la historia. Teatralizamos los momentos de encontrar el coche en el garaje con muy poco espacio en el lado del conductor por lo que hay que entrar por el otro lado, el deseo frustrado de ser agasajado por la familia, y explicitamos mediante en «voz en off demoniaca» los pensamientos del protagonista en contraposicion a sus actos «educados y resisnados», poniendo en evidencia el caracter evitativo-agresivo del personaje. Ponemos en marcha a todo el grupo de oyentes a moverse de lado a lado de «la oficina», hablando y bromeando entre sí, mientras Martinez esta agobiado en su mesa y refunfuña. Dramatizamos la caza del supuesto guarro y el descubrimiento que es el mismo.


El caso Martínez

Autor: Blas Hernández

A Martínez todo le sentaba mal: le sentaba mal tener que madrugar para ir a trabajar, le sentaba mal el tráfico en hora punta, le sentaba mal que sus compañeros de oficina le hablaran, le sentaba mal que su jefe no le hablara, le sentaba mal que siempre se acabara el café cuando él iba a tomar uno, le sentaba mal tener que quedarse a hacer horas, le sentaba mal que sus compañeros no lo hicieran… Pero sobre todo, sobre todo, sobre todo, le sentaba mal que la gente se saliese de la taza al orinar…

-¡Riiinnnnggg, Riiinnnggg…!

Maldito despertador…Las cinco y media, no se estropeará un día, no. Todos los días lo mismo y total para qué; para que la mujer pueda ir de compras, para que los críos puedan estudiar y se peguen la vida padre.

¡Puta ducha, otra vez se ha acabado el agua caliente! Y seguro que no hay café hecho. Justo, pues me tendré que tomar el café en la oficina porque no me da tiempo para hacerlo.

¡Ea!, otra vez ha aparcado de lado el del 2ºC, luego si le rozas se enfada.

Vamos, arranca…¡uf, menos mal!

No sé por dónde coger, seguro que si cojo por la circunvalación con los malditos semáforos se prepara un atasco y si cojo por la autovía habrá algún accidente y se preparará atasco seguro.

Y ahora a aparcar, como siempre me tendré que ir a la quinta puñeta. Como siempre.

Ya en la oficina:

-Hola Martínez, buenos días

-No sé qué tienen de buenos

-Tú siempre tan positivo

Maldito niñato, como tú no tienes que mantener una familia. Seguro que está de farra todas las noches con chicas jóvenes, que son todas más putas que las gallinas

-Qué Martínez ¿preparado para un nuevo día?

No sé por qué siempre me pregunta lo mismo «Qué Martínez ¿preparado para un nuevo día?» como si los días no fuesen todos iguales

-Hola chicos, ¡Qué día tan bueno hace hoy! ¿no os parece?

Ya está aquí la Jipi, para ella todo es maravilloso

Y así fueron llegando todos a la oficina y poco a poco fueron ocupando sus sitios aunque ninguno permanecía mucho tiempo quieto, menos Martínez, que no se levantó hasta la hora del descanso, momento que aprovechó par ir a por un café y pasar por el lavabo.

Bueno las once, hoy me está cundiendo mucho, no como a estos que no paran en su sitio. Bueno a ver si ahora puedo tomarme un café.

Jodía, otra vez está la máquina sin azúcar y sin cucharilla.

-Qué Martínez ¿te vienes abajo a echar un cigarrito?

-Fuma, fuma tú. A ver si reventáis con tanto humo.

Ay que gustito, que ganas tenía de mear

Pero cuando estaba lavándose las manos como siempre vio de refilón el charquito al pie de la taza

¡Pero serán puercos! ¿Es que no saben apuntar? Otra vez se han meado fuera. Parecen críos, o abuelos. Esto es de escándalo. No, si la de la limpieza es la única que trabaja aquí. Pues al jefe se lo voy a decir.

-Perdone Don Sebastián ¿puedo comentarle una cosa?

-Ahora no Martínez

-Perdone pero es muy importante, si usted…

-A ver, pase Martínez -con resignación- cuénteme qué tripa se le ha roto.

-Perdone Don Sebastián ya sé que está usted muy ocupado… ¡Pero es que lo han vuelto a hacer!

-¿El qué han vuelto a hacer Martínez?

-Pues mearse fuera Don Sebastián, mearse fuera…

– Bueno Martínez no se preocupe ya lo limpiarán los de la limpieza, usted preocúpese de cuadrar las cuentas

-Pero don Sebastián…

-Vamos, vamos, que no es para tanto, alguno que estará nervioso y le tiembla la mano. Que es normal con tanto trabajo. Ande, ande vuelva a lo suyo.

-Sí, claro, don Sebastián

Pero cuando estaba saliendo del despacho

-¡Espere Martínez! Verá, han llegado los libros de construcciones la Piedra ¿le importaría quedarse después y echarles un vistazo? Es muy importante

-Bueno, no sé…

-Se lo agradecería mucho, además que sabe que las horas de más se le pagan bien.

-Bueno, está bien, don Sebastián.

Joder, no sólo no le importa sino que además me da más trabajo, como si fuera yo el único que trabaja aquí. Pues esto no quedará así, descubriré al culpable y se enterarán todos de quién es el puerco.

Al terminar con la documentación de construcciones la piedra Martínez se fue para su casa con los mismos problemas de tráfico de siempre. Al llegar a su casa y hacer virguerías para aparcar sin darle al coche del 2ªC se encontró que todos habían comido ya sin preocuparse por esperarle, lo que le sentó muy mal, y estaban viendo la televisión: su mujer Clara, su hija mayor Sonia (que ya estaba en tercero de Química molecular y Fran, el hijo pequeño que cursaba 4º de secundaria.

Entró y sin decir nada y sin que le dijeran nada fue directamente al baño pues se estaba orinando…

-¡Otra vez te has meado fuera!¡Fran!

-Que yo no soy, ¿Cuántas veces te lo tengo que decir papá?

-Lo que está claro es que no son ni tu madre ni tu hermana

-A ver si vas a ser tú papá.

-Yo, yo. ¡Te voy a dar dos ostias…!

Lo que sigue es muy desagradable y creo que nos lo podemos saltar.

Al día siguiente:

Riiinnnggg, riiinnnggg!!!

-¡Maldito despertador!

– Ssss, no chilles cariño

Mira tú esta, le molesto yo pero con el despertador ni se entera. Qué vidorra se pegan estos mientras yo me parto los cuernos, que igual tengo mas que un ciervo. Y otra vez ha dejado la cafetera vacía.

Como no, el del 2ºC de lado ¡y que no le dé!

Coja por donde coja atasco seguro. Ahora lo que es seguro es que hoy cojo al puerco que se mea fuera. No les voy a quitar el ojo de encima, en cuanto uno vaya al baño allá que voy. Hoy no se me escapa.

-Hola Martínez, buenos días

-Buenos, buenos van a ser hoy

-Hombre Martínez hoy está un poco más optimista

Maldito niñato, como seas tú el que se mea fuera

-Qué Martínez, ¿preparado para un nuevo día?

Estás preparado, estás preparado, a cazarte estoy preparado

-¡Buenos días!

-Hola Rosa, que bien pintada vienes hoy

-Es que he pillado un atasco muy gordo y he aprovechado para maquillarme.

Joder con la Jipi, todo le parece bien

Y así fueron llegando todos y tras los saludos de rigor fueron ocupando sus sitios…

Esto va a ser más difícil de lo que pensaba porque aquí no para ni uno quieto.

Ahí va el niñato con su sonrisa de sobrao, pues allá que voy

Martínez disimulando esperó a que el niñato saliera para escurrirse dentro del lavabo y comprobar si se había meado fuera, pero todo estaba limpio.

Vaya, pues está todo limpio, este no es.

Una vez ya en su sitio permaneció ojo avizor como ave de rapiña.

Ahí va Jorge, este es padre de familia, seguro que no es, lo tendrá bien enseñado su mujer…Pues no, este tampoco, ya sabía yo

Aún no había vuelto a su sitio cuando otro se encaminaba al baño

Ahí va Joaquín, que no sé de dónde saca la pasta para semejante cochazo que lleva, porque a hacer horas nunca se queda, no….Nada, este tampoco.

Y así estuvo Martínez, toda la mañana empeñado en su importante misión. A las doce creyó haber vigilado a todos así que se relajó un momento con el montón de expedientes que se iba amontonando encima de su mesa. Se aplicó al trabajo mientras que con un ojo de vez en cuando vigilaba la puerta del baño.

Joder, de tanto mirar me han entrado ganas de mear

Ya se estaba lavando las manos como siempre cuando de refilón vio la mancha en el suelo.

Maldita sea, otra vez se me ha escapado. Ahora tendré que empezar de nuevo, como no me quede aquí todo el rato, no , pero eso no puede ser, será mejor que vaya a mi mesa, no sea que don Sebastián…

-¡Hombre Martínez! Aquí está usted mientras no para de crecer el montón de su mesa. Pues tendrá que quedarse hasta acabar.

-Hola, don Sebastián. Sí claro, don Sebastián.

Maldita sea

Al día siguiente:

¡¡¡RIIINNNGGG, RIIINNNGGG!!!

Maldito despertador… Nada, sin café,…atasco como siempre…¡Ala!, a aparcar en la quinta puñeta…

-Buenos días…

-Buenos días…

-¡Buenos días!

Buenos días, buenos días… Hoy me quedaré aquí escondido y cada vez que entre uno comprobaré si es el que se mea fuera

Pero uno a uno fueron pasando todos y ninguno era el culpable de tan terrible delito

Pues nada, que no aparece. Bueno, ya que estoy aquí echaré una meadita

Y cuando ya estaba lavándose las manos como siempre, allí estaba el charquito…

Vaya, que raro, hace un momento no estaba ahí…No, creo que no: a ver, yo estaba fuera cuando ha entrado Sánchez, el cabrito de Sánchez que nunca tira de la cadena pero se tira todo lo que lleve…Bueno, en fin, ha entrado Sánchez y al salir, seguido he entrado yo, he mirado y no estaba el charquito. Entonces he meado yo y he tirado de la cadena, porque yo sí tiro de la cadena aunque no me tiro ni a mi mujer…Bueno, el caso es que he meado y ya estaba lavándome las manos, como siempre, cuando he visto que ahí estaba el charco…Y después de Sánchez solo he entrado yo, lo que quiere decir…¿Que he sido yo el que se ha medado fuera? No, no, no puede ser ¿o sí? Si he sido yo ¿quiere decir que todos los días soy yo? No, no puede ser ¿cómo voy a ser yo? Si fuera yo lo habría notado en cincuenta y cinco años. Además, en casa Clara me habría dicho algo, que para eso no son maniáticas la mujeres ¿Porqué me lo habría dicho, no? Claro que hace años que no me dice nada, pero nada de nada… Vaya pues voy a ser yo, qué contrariedad, yo que siempre me he tenido por un Señor como dios manda. Tengo que limpiarlo antes de que lo vea nadie. Qué vergüenza si alguien se da cuenta, qué dirán, se reirán de mí, menudos son estos. ¿Y en casa? Se han callado siempre…Bueno, menos el cabrito de Fran. No, no puedo salir, me lo notarán, seguro que me lo notan…¡Oh! dios mío, que vergüenza! Y la mujer de la limpieza ¿qué pensará de mí? ¡!Uf, y mi mujer? ¡Oh!, no puedo salir de aquí, se reirán de mí y con razón. ¡Qué vergüenza!

De pronto la maneta de la puerta se movió y se oyó una voz al otro lado de la puerta.

-Vaya, no abre.¡¿Hay alguien ahí?!

Martínez ni se movió aguantando la respiración.

-¿Qué pasa?

-Que no se abre, pero dentro no contesta nadie.

-¿qué pasa chicos?

-Que alguien se ha encerrado.

-¿Quién se ha encerrado?

-No sabemos, nadie contesta.

-¿Que dan algo gratis?

-No, que alguien se ha encerrado en el baño.

-Vaya, y ¿quién?

-No sabemos, nadie contesta.

-Qué pasa ¿es que aquí no trabaja nadie?

-Hola, don Sebastián, es que alguien se ha encerrado en el baño.

-¿Quién?

-No sabemos.

-Como que no sabemos si estáis todos aquí quién falta.

-No se, yo estoy.

-Yo también.

-Y yo.

– María está, Jorge está…Martínez no, y en su sitio tampoco. Qué raro ¡¿Es usted, Martínez?!

-No contesta.

-¡Martínez, soy don Sebastián, conteste!

Se oyó desde el otro lado.

-¡Dejadme en paz!, ¡iros!

-¿Qué le pasará?

-¿¡Qué le pasa Martínez, conteste!?

-¡Dejadme, no pienso salir!

-¡Salga Martínez, que me estoy meando!

-Pasa al de chicas.

-¿Pasas conmigo, María?

-¡Ay! Como eres Cristian.

-¡No sabemos qué le pasa a Martínez y ustedes tonteando, qué bonito!

-Pero don Sebastián…

-¡Martínez, deje que entre y hablamos!

-¡No, don Sebastián, no quiero hablar con nadie!

-Pues si que…

-Yo me voy que ya es la hora.

-Ah, pues yo también

-¡El que se vaya está despedido! De aquí no se va nadie hasta que no solucionemos esto!

-Pero don Sebastián…Si fuera María…Pero por Martínez…

-¡Uy! Gracias, Cristian.

-¿Llamamos a la policía?

-Vaya, escuchad ¿está llorando?

-¿Qué le pasará?

-Igual ha discutido con su mujer.

-Martínez, que pasa, tiene problemas en casa?

-¿Llamamos a la policía?

-Llame, llame, si no, no vamos a acabar nunca.

-A lo mejor habría que llamar a su mujer.

-¡Puah! a su mujer seguro que le da igual lo que haga, o lo que le pase.

-¿Ha llamado?

-SÍ, dicen que en diez minutos están aquí.

-¿Podemos irnos ahora, don Sebastián?

-¡Qué no!

-¡Jolines!, Don Sebastián, yo tengo hora en la pelu.

-¡Y yo tengo que rascarme los cojones en mi sofá!

-¡Que de aquí no se va nadie hasta que no saquemos a Martínez!

-Hola, buenas, ¿cuál es el problema?

-Vaya, la policía, qué rapidez

-¡Buenas!, agentes, nada, que uno de los trabajadores no sabemos por qué se ha encerrado y no quiere salir

-¿Cómo se llama?

-Martínez, se llama Martínez

-¡Oiga, Martínez, me oye? Somos la policía! ¿Qué le pasa? ¡Salga, seguro que lo podemos solucionar!

-¡Dejadme, dejadme en paz!¡¡No pienso salir!!

-¡Pues si no quiere salir tendremos que entrar nosotros!

-Nada.

-Vamos a tener que tirar la puerta abajo.

-¡Haga , haga ,que aquí todos nos tenemos que ir!

-A ver, Paco, dale una patada a la puerta.

-Vale, tú Pepe, prepárate por si se pone agresivo o violento.

¡¡¡Pum!!!

-Más fuerte, Paco, que ya cede.

¡¡¡Pum!!!

-¡¡¡No he sido yo, no he sido yo!!!

-¡Corre, Paco, ayúdame que está fuera de sí!!!

-¡La mano,Pepe, la mano!

-¡No he sido yo, dejadme, dejadme!

-¡Uy! ¿Que le pasa?

-¡Se ha vuelto loco!

-¡Cuidado con el espejo!

¡¡¡CRASH!!!

-¡ay! ¡Cabrones!!

-¡Ostras, se ha cortado!

-¡Dios mío cuánta sangre!

-Ven, María, ten cuidado!

-¡Que alguien llame al 061!

¡¡¡PLASS!!!

-¡Ostras, ahora el grifo !

-¡Uy!, ¡Cuánta agua!

-¿Voy llamando a los bomberos?

-¡¡Soltadme, cabrones, que no he sido yo!!

-¡Que no consigo ponerle las esposas, Paco!

-¡¡Que no he sido yo, ostias, que no he sido yo!!!

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