Lo que vemos está condicionado por el hecho de saber de antemano que está ahí y por eso dirigimos el modo de encontrarlo. Incluso cuando algo nos sorprende de manera imprevista es porque en cierta manera tiene una relación, aunque sea negativa, con lo previsto. De igual formaa vemos todos los días las torres del Pilar, que forman el skyline de la ciudad, pero ¿vemos el I Ching en las torres?

Las seis líneas que tienen los ocho torreones que delimitan el recinto llamaron la atención de Elías que, investigando, encontró con asombro que representaban el ideograma 64 Wei-Chi del cual el I Ching dice Richard Wilhem, uno de los más influyentes introductores de la orientalidad en occidente¹:

wei chi El vado por pasar, A punto que se produzca un cambio; acumular energía, todo es posible; esperar el momento oportuno.

Dicen los anales que la techumbre que recubre y protege la basílica tuvo por perito de obras al jesuita P. Jacobo Kressa, avezado alumno del P. Juan Caramuel J.S. cuyo maestro de cultura china P. Martino Martini S.J. había logrado del papa Alejandro VII tolerancia a los “ritos chinos” durante un período glorioso de iluminación, suprimido por los siguientes papados que propusieron o permitieron la expulsión de los jesuitas.

Algunos jesuitas fueron a Goa, como San Francisco Javier, que aprendió guyaratí, se internaron en la India y fueron por China hasta la Mongolia. Entraron en contacto con budistas y taoístas confucianos a los que intentaronn cristianizar al modo llulliano² a cerca de los razonamientos y equivalencias ,el tao es Dios, Krisma es Jesucristo, y así fueron impregnando los corazones crédulos, insuflando en el pobre la esperanza y en el rico un puesto principal a la Derecha del Creador.³

Esos mismos jesuitas abrieron también los ojos de Fortuny hacia lo oriental, introduciendo en Europa la geometría en las alfombras, los tapices, los tejidos, las lámparas, cubriendo el gusto occidental con la techumbre de la sensibilidad oriental.⁴

Elías puso a prueba dicha sensibilidad oriental preguntándose, herido por el rayo de una iluminación no razonada, pero vida al cabo: ¿Dónde están las seis líneas cortas y largas que me hablan de lo no dicho, lo no visto, lo no oído, pero que susurran en el silencio y en el vacío?⁵

Las encontró en las escaleras de Puerta Cineggia. Cuatro músicos cortaban los seis primeros escalones por la primera y cuarta línea. Elías fue corriendo a la calle Latasa, después de la arrocería a domicilio y el restaurante Libanés, en la esquina que la Plaza de San Francisco donde está la librería Cálamo y compró ávido de curiosidad un ejemplar del I Ching:⁶

58. Dui: Lo agradable, Expansión, Es propicia la firmeza ⁷

¿Podría tratarse de un muestrario azaroso el de la tienda de La Paz y Gloria que vendían muestrario de césped artificial? Dudoso, porque la disposición le ha auto-ordenado de una forma inusual y ciega al contenido de su propio mensaje. Tres cortadas y tres largas.

Thai: La armonía, lo pequeño se va y lo grande viene. Es propicio. Expansión.

En el rastro antiguo de la plaza de toros un día Elías había comprado una postal que representaba una calle de ciudad antigua. Le llamó la atención el hecho de que los personajes mirasen al fotógrafo, o al que miraba la fotografía en ese momento y le entraba un escalofrío pensando que por un instante el pasado se hacía presente. La tenía almacenada hacia años en un recipiente en el que iban a parar las cosas que se resistían a morir del todo mediante el ritual funerario de ser guardadas en el ataúd de una caja de zapatos.

Estaba quitando el polvo –cosa rara, rara, por cierto, no me digáis- cuando un golpe ‘involuntario’, se supone, tiró al suelo el material mnémico, dejando la postal de la calle antigua en la cima del caos de objetos inútiles. Al cogerla miró por casualidad un carro y sin mediar intención de nada se le apareció la repentina revelación que tenía un palo de retención menos, de los seis que tenía el lateral. Le dio un vuelco el corazón y fue rápidamente a ver qué era larga, larga, larga, larga, corta, larga .

Tong Ren, la unión de los hombres divididos en grupúsculos o intereses individualistas para un bien común, para cruzar el gran río.

Elías pronto comprendió que más que fijarse en la alineación de los pinos de Torrero, las seis ventanas seguidas horizontal o verticalmente que fueron cortadas por un elemento ornamental (maceta, toldo, cortina) o seis baldosas con o sin chicle pegado, era mejor dejarse llevar por la letra iluminada.

Se dio cuenta de que cualquier palabra dicha u oída tenía siempre una letra que representaba su energía de revelación. Por ejemplo, revelación la ‘V’. Se mira en la tabla ascii su valor en binario:

Comprobamos los 5 últimos dígitos, esto es, 10110 y lo precedemos por el hoy, si es par 0 o impar 1. Si hoy es par quedaría la cosa 0 10110, que es Jing:

El pozo de agua. Se muda la ciudad y no cambia el pozo, no hay pérdida ni ganancia. A la fuente del pozo se va y se viene. Si casi.⁸

Por lo tanto, si la inquietud era si debía o no cambiarse de piso, lo importante no cambiaba y si no tenías amigos que vinieran a un sitio, tampoco al otro.

El psicólogo del Círculo de Eruditos con el que llevaba una terapia le objetaba a esta especie de manera supuestamente infalible de conocer y decidir:

-Esto es como si quisieras ir a Madrid y en vez de ir por la autopista cogieras al azar caminos campo a través.

-Ir a Madrid en autopista es tal vez una forma aparente de ir sin haber ido del todo y en cambio yendo por donde el azar te lleve por lo menos vas dándote cuenta de que vas -opinó Elías.

-Pero eso sería como decir que el medio (lento) es más importante que el fin (llegar)–objetó el psicólogo.

-O que el medio que eliges altera, cambia y degrada el fin que alcanzas.

¿Está el psicólogo para oírlo pero hacer lo que nos parece o para obedecerle y dejar de ser nosotros mismos? Psicólogo, ‘g’, 00111, en día impar, 100111, Da:

Xu, ya tienes bastante fuerza, no comer en casa es bastante propicio.

COMENTARIOS

#sagaElias #atención #delirios #adivinación #sectas

Elías comienza a tener ‘otra mirada’ distinta a la habitual, en parte está guiada por el asombro ‘científico’ que se pregunta sobre lo obvio y su por qué. De este modo ve el I ching en las torres del Pilar que nadie ve.

Contagiado por la revelación comienza a preguntare sobre esa estructura de seis lineas y un elemento que las corta, descubriendo el patrón en las escaleras de un centro comercial, una tienda de alfombras, fachadas de edificios o baldosas en el suelo. El que busca encuentra.

Como el I Ching tiene significados ambiguos busca el que puedan tener las observaciones azarosas que hace y también encuentra orientación en los mensajes del I Ching para sus dudas personales y tomar decisiones. En este momento se está sometiendo al constructo mental que él mismo se ha construido.

El psicólogo le objeta que está haciendo del método o medio de conocimiento un fin en sí mismo. Elías le objeta, inmune a razonamientos ‘normales’ que según qué medio utilizas el fin que tienes cambia para ajustarse a él.

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