A Puerto Venecia por torrero
Aprovechando que parte de los usuarios del centro necesitan renovar vestuario de verano y acuden a Primark (la tienda más asequible a nuestros escasos ingresos) los andarines deciden hacer el camino a pie.
Comenzamos el recorrido desde la Plaza de Las Canteras, al llevar a la entrada del cementerio vamos a coger un atajo para atravesar el pinar.
Nos hace notar alguien que en una travesia a la la derecha, antes de llegar a los repetidores de televisión se halla la casa de acogida de mujeres, donde pueden refugiarse mujeres maltratadas para recup
erar su vida de nuevo. En cambio por el lado izquierdo dejamos las instalaciones de régimen abierto de la cárcel de Torrero, lo cual suscita comentarios varios de los que malas épocas de la vida pisaron las instalaciones y nos cuentan algunas anécdotas de carceleros y compañeros de celda. Nos detenemos un rato en el Stadium venecia sopesando sus instalaciones y recogiendo impresion
es de los que alguna vez ha visitado el lugar. Tiene piscina cubierta y por lo tanto algunos que perteneces al grupo de
natación sienten que tienen derecho de visita con su tarjeta ciudadana y tarjeta anual de nadadores.
Disfrutamos del aire puro de los pinares que atravesamos por los senderos que dejan de lado los muros del cementerio para olvidarnos por un momento de las desgracias del mundo Buscamos tomillo fresco para confeccionar una buena que tras un consenso de opiniones diversas se hace: hirviendo el tomillo con una cebolla, aparte se tuesta una rebanada de pan y se unta con ajo crudo. Se pone encima de la tostada un huevo y se hecha el liquido hirviendo con un colador para filtrar las impurezas.
Algunos no conocían el centro comercial, pero mas que los escaparates de las tiendas,, de los que huyen por instinto para no ser heridos por la frustración de lo que no pueden tener, nos concentramos en admirar la decoración de los estanques, y nos paramos a admirar el grácil movimiento de los patos entre los juncos y los peces de colores y descubrir donde se encuentran las ranas (que suscitan recuerdos de infancia). Esperamos al grupo que viene en autobús (a los que hemos adelantado a paso ligero) y los que no tienen previsto nada que comprar nos volvemos hacia la Plaza de los Sitios andando.
Atravesamos de nuevo los pinares desde la entrada de Leroy Merlin y nos fijamos en las marcas naranja que tienen algunos árboles. Los más sabios del grupo nos informan que son marcas de ladrones que entierran el botín de sus fechorías y para luego recuperarlas una vez que se encuentren a salvo. Puede ser que se use una marca en un árbol determinado o una linea imaginaria entre dos árboles y luego hay que contar los pasos (que suelen corresponder con el día de cumpleaños de alguien conocido). Nos adoctrinan también para no visitar el lugar de noche porque esta lleno de «mindunguis» y asaltantes sin escrúpulos.
Para variar cogemos la carretera del cementerio y divisamos el club de tiro en el que un compañero otrora se ejercitaba den disparo por afición y por trabajar en asuntos de seguridad. Nos hace una clase de armas y maneras de disparar que nos resultan difíciles de seguir.
Pasamos delante de la peluquería abierta de lunes a viernes en las que nuestros compañeros sin un duro pueden cortarse el pelo gratis con los estudiantes.
Al bajar por el paseo de Cuéllar nos enseña un andarín las cuevas en las que se refugiaba en tiempos para pasar la noche. Encontramos la entrada cerrada con rejas inaccesibles, por lo que nos conformamos con sacar una foto testimonial (habiendo cajeros quien quiere ahora una cueva comenta uno).