Cómo corregir a una atrabilaria

Cómo corregir a una atrabilaria

Representado por Luz Moreno

Estaba una paciente en la consulta de psiquiatría sentada frente a su médico, repasando episodios de su vida pasada.

-¿Bueno y entonces, me puede explicar que pasó en la fábrica?

-Pues eso, que mi jefe era un cabrón y siempre me daba el peor trabajo, hasta que un día me harté y los mandé a todos a la mierda1

-Bueno, y no pensaste quizá en que tenías que llevar dinero a casa, que tenías una hija que cuidar,… y que había otras formas de actuar menos, como decirlo, ¿agresivas? -replicó suavemente el psiquiatra para que la dulzura de su voz tranquilizara al interlocutor exaltado.

-Sí, claro que lo pensé, pero es que ¡me trataban tan injustamente! y poco a poco me fui calentando y cargando hasta que se me hincharon los ovarios de tal forma que no pude aguantar. A ver…., yo pienso que cualquiera en mi situación hubiera hecho lo mismo. Se trataba de una situación extrema…

El psiquiatra2 responde:

-Quizá no tendrías que haber esperado a cargarte de tal manera y haber expresado tu malestar y tus quejas a la persona encargada o al jefe, de una manera más asertiva. Otra opción hubiera sido hablar con los representantes de sindicato para pedir consejo sobre cómo actuar si te encontrabas perdida, o con alguien de confianza que te hubiera podido dar un buen consejo si tú no te veías capaz de llegar a una solución acorde a la situación.

El psiquiatra pregunta de nuevo:

-Bueno y ahora, ¿Me podrías explicar qué sucedió en aquella ocasión en el piso con un yogur?

-Bueeeenooooo… ¿qué va a pasar? Pues nada, le explico, yo me compro yogures bífidus, de esos que valen 1 € más, esos que van de maravilla para después de cenar, y nada, cuando voy a buscar el último a la nevera una noche, de repente me encuentro con que había desaparecido. Lo había cogido la compañera de piso. Pero ¿sabe? lo que peor me supo era que la semana de antes le había dejado aceite y azúcar. Así me lo pagó. ¿Se lo puede creer? Resumiendo, que le di la mano y me cogió hasta el hombro. Me decidí a ir junto a mi compañera y la interrogué3. Lo más gracioso fue que me lo negó, y lo peor fue que me dijo que seguramente ¡me habría confundido! ¿Yo? ¿confundirme? Manda narices, encima me trata de tonta o de loca, así que no pude más y le di un bofetón con tan mala suerte que le deje marca y me terminaron echando del piso.

-Vaya pena, porque además era un piso muy bueno tengo entendido… -se lamentó el psiquiatra.

-Sí! El piso buenísimo… pero la compañía, la peor!

Respuesta del psiquiatra4:

-Y no crees que si hubieras ido de otra manera a preguntar, con otro tono, con sentido del humor… igual te habría confesado que sí había sido ella, que lo había cogido pero podía reponerlo al día siguiente….

-Mira, a mí lo que me molestó fue que me lo quitara y encima que no lo reconociera. Porque si al menos lo hubiera reconocido… nada, que con gente así lo mejor es cortar de raíz.

-A ver, en este tipo de situaciones es preferible, antes de actuar de manera impulsiva en medio del enfado, tratar de tranquilizarse, aunque sea contando hasta 10 y así pensar como uno puede decirle lo que piensa, pero de una manera educada.

-Sí, sí, educada… ¡para educación la suya! menudo bicho. Ya me había cogido el tabaco en otra ocasión sin avisar…

El psiquiatra prosiguió su investigación:

-Bueno pero esto… me lleva a acordarme de aquella ocasión… en urgencias, ¿qué pasó?

-Pues mire, fui al médico por un dolor insoportable de barriga y después de seis horas esperando ¡no me habían atendido! ¿Se lo puede creer? -aseguraba sulfurada la paciente-. Me dolía mucho el estómago, me miraron y dijeron “ya la llamaremos…” Al cabo de mucho rato me fui a quejar y cuando vino hacia mí una “enfermerucha” a decirme que tuviera paciencia no pude más… y tiré la silla en medio de la sala de espera.

El psiquiatra le plateó:5

-Claro, hombre…. pero esto te llevo a que tuvieras que abandonar el hospital, después del tiempo que habías estado esperando…

-Bueno, aunque pasé mala noche yo dije lo que tenía que decir y me quedé bien descansada.

-¿Y no pensaste en que quizá podías haber sido tú la siguiente en ser atendida un minuto después de perder los nervios? ¿O que al lanzar la silla le pudieras haber dado a la enfermera y que esta te podía haber denunciado? ¿o que que podrías haber hecho daño a un enfermo inocente?

-Hombre, es que me deberían haber llamado antes, porque mucha gente había llegado después que yo y la habían atendido pasándome la vez. ¡Discriminada es lo que estaba!

-Tendrías que haber sido más tolerante y en caso de sentir impaciencia y ansiedad haber salido un momento a la calle, fumar un cigarrillo, que aunque con el dolor de estómago no sería lo mejor, haber dado una vuelta a la manzana… Y así, considerar que quizás había casos más graves y por ello fueron atendidos antes. Un dolor de estómago es molesto y cuando uno se encuentra mal, todavía más, pero no es tan urgente como por ejemplo alguien que se ha roto un hueso o se ha metido algo en un ojo…

El psiquiatra volvió al interrogatorio:6

-Así hablando del tema, me viene a la cabeza también aquella vez en la que se vio en la calle pidiendo limosna y hubo un altercado…

-Bueno, bueno, bueno. Encima de que estaba en una malísima situación y tuve que recurrir a la mendicidad. Pasa uno y se me queda mirando con una cara desagradable así como de asco, de superioridad… Y yo le grité: ¡dame algo ya que miras así!

El psiquiatra objetó:7

-Hombre… pero quizá si se lo hubieras pedido de una manera más amable…

-Sí, es que encima va y no me da nada, pero eso sí…. con la cara que ponía… me estaba llamando de todo: borracha, drogadicta, así que tuve que decirle cuatro cosas. Y al final tuvo la poca educación de decirme que iba a llamar a la policía y bueno, pues se montó el lío.

-Generalmente cuando las cosas se piden con amabilidad y simpatía se consigue antes que siendo agresivo y mal educado ¿no crees? Y luego hay que tener en cuenta que no todo el mundo es generoso, algunos dan y otros no…

-Oiga, la cosa es que si no me miraran mal yo estaría tan tranquila, pero claro con ese desprecio con el que te miran ¡lo único que dan es ganas de tirarles algo!

-¿Y no crees que en muchos casos más que un sentimiento de desprecio es de miedo y que se pueden confundir una cosa con otra? Porque claro a veces interpretamos las expresiones de los demás sin tener todos los datos o no sabemos expresar nuestras peticiones y claro, eso da lugar a malentendidos y al final uno se queda solo.

El interrogador retomó de nuevo el curso de la conversación:

-Y hablando de esto ¿usted tiene amigos?

-Enemigos muchos, amigos… ¡ni uno! Son todos unos traidores… Por ejemplo, mi mejor amiga conoció a uno y me dejó tirada y un grupo de amigos que yo tenía me abandonaron cuando me fui a la calle. Los muy traidores no me querían dar ni para un triste café… Así que ahora desconfío de todo el mundo. Más vale sola que mal acompañada…

La paciencia de la paciente comenzó a flaquear y se dirigió al médico, invirtiendo los roles que había hasta este momento:

-Oiga,… pero usted doctor, tiene un poco de mala leche preguntándome , ¿no?constantemente con estas cosas así con el ren-tin-tin, ¿no? Es bastante cruel conmigo, una cosa le voy a decir, una es como es y yo soy así… ¿Realmente usted piensa que si lo hubiera hecho de otra manera podría haber cambiado algo en mi vida?

-Mujer, las personas por lo general siempre consiguen más cosas cuando actúan con amabilidad, simpatía, gracia,.. que con mala actitud, desprecio e ira

-Pero si yo soy buena persona… ¡cuando me dejan los demás! Una cosa le voy a decir a usted, doctor ¿nunca le ha pasado algo así? ¿que haya tenido que actuar en una situación extrema? A mí usted no me engaña…seguro que sí, como a todo el mundo vamos.

En ese momento el psiquiatra quedó descolocado…,8 lívido ya que aquella pregunta le removió cosas que creía olvidadas… 9 En su interior se abrió un túnel en el fondo del cual aparecía su amigo de la infancia Alberto.

-… 10Bueno… yo… es que… cuando era pequeño… era muy competitivo. Todas las tardes, con mi amigo Alberto salíamos a jugar y competíamos por todo: quién era el que más canicas tenía, el más rápido, el que meaba más lejos… 11Una tarde, nos fuimos a las afueras del pueblo con nuestras bicis y decidimos hacer una carrera hasta el pueblo. Lo que pasó fue que en medio de la carrera, la propia presión de ganar me hizo sacar la mano del manillar de la bici, empujando a mi amigo, con tan mala suerte que al caerse se dio con la cabeza en una piedra, y….. ¡murió! Cuando vino la policía para saber qué había pasado, ¡Me cague!, fui un cobarde. Solo pude decirles que se había caído y que se había dado un golpe… ¡No pude decir la verdad!

-Madre mía! no se preocupe, dice la paciente levantándose y abrazándole12. -a todos nos pasan cosas hombre, esto es lo normal: UNO ES COMO ES.


COMENTARIOS

#Crecimiento #tlp #ira #impaciencia

Se trabaja escenificando distintas situaciones, de manera exagerada para darle mayor énfasis a los diálogos de los personajes. Tras cada cuestión, el narrador pregunta a los participantes por otras alternativas más adecuadas a las que se llevaron a cabo, siendo las respuestas enfatizadas por la representación del personaje del psiquiatra en varios momentos por los espectadores mismos.

En el grupo hay dos monitores, uno de los cuales hace de psiquiatra y el otro de paciente “oficiales”, utilizando conocimientos de situaciones reales de los presentes que se parecen o en las que podrían identificarse fácilmente, de esta forma sacan a la luz problemáticas de una forma distorsionada y divertida, recurriendo más al humor que al sermón.

Se marcan con técnicas de repetición o ampliación semántica diversas emociones, quedar pasmado, estar sorprendido, etc.. El diálogo está confeccionado con diversas historias que se hacen hilar en forma de interrogatorio.

Se tratan dinámicas como: la reflexión vs impulsividad; la búsqueda de apoyo y consejo; el estilo asertivo vs el agresivo; la imparcialidad vs la subjetividad a la hora de interpretar las cosas.

A lo largo del relato va dibujándose un panorama de una persona intempestiva mientras que las fuerzas vivas de la razón, la parte razonable del grupo, intentan contrarrestar. La única defensa de la persona impulsiva es “soy así”, aceptémoslo resignadamente. Pero el giro final rompe el mapa de sensatos e insensatos, cuando el psiquiatra, convocado a reconocer algún recuerdo similar a los tratados se ve avocado a recordar un episodio de asesinato involuntario de un amigo. Al final el paciente consuela al psiquiatra en un gesto de humanidad en que los papeles asumidos dejan lugar a las personas de carne y hueso que hay debajo.

Sin embargo, aún tratándose en teoría de un momento de autenticidad, la conclusión es paradójica: “uno es como es”, como aplicándose a todos por igual y diluyendo con ello la diferencia entre sensatez e insensatez. Las paradojas pretenden ser el mejor argumentos para romper la lógica del insensato.


NOTAS TÉCNICAS

1Grita !a la mierda! Asustando a los presentes a fin de vivir más dramáticamente la situación como espectadores.

2El psiquiatra lo representa un actor elegido cada vez entre los presentes después de haber elaborado una respuesta sensata entre todos, si no sabe cómo responder, o a iniciativa propia si se siente capaz de elaborar un réplica ‘psiquiátrica’.

3Se representa este fragmento a parte con dos voluntarios que improvisan la situación con unas breves pistas. Uno le pide cuentas al supuesto ‘ladrón’, y el compañero pone caras de circunstancia, niega todo, le hace dudar de que hubiera sido ella la que se comió el yogur, etc.

4Como en las distintas respuestas el psiquiatra es un voluntario que hace ese personaje inspirado en su buen entender o con ayuda de una elaboración ad hoc.

5En el juego de representación otra persona sustituye al que hacía de psiquiatra anteriormente, insinuando de esta manera la idea de que el personaje representa lo que “alguien sensato diría”

6 Campa el personaje que hace de psiquiatra.

7Nuevo cambio del personaje. Debido a la línea mantenida se puede improvisar la respuesta “sensata” o inducir la “insensata” bajo forma de suposición en la pregunta que se le hace al paciente, en base a lo que se conoce de él, o perteneciendo a otro.

8Lista de sinónimos que los oyentes han ido aprendiendo a través de distintos cuentos: anonadado, lelo, estupefacto.. por ejemplo.

9Nueva lista para describir el sentimiento: le rompe los esquemas, le desarma… y así alguno más.

10Momento de suspense en el que el narrador parece haberse congelado en un gesto y expresión emotiva como si estuviera siendo poseído por algo.

11Algunos ejemplos de la cosecha de los presentes pueden añadirse en este momento.

12Obviamente este es un punto de la representación impactante para los presentes.

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