Desencuentro
Representado por Luz Moreno
Nuestra historia comienza en el baile durante las fiestas patronales del pueblo de Quinto1. Dos jóvenes quintanos, María y Jesús habían bailado juntos esa noche. No es que se hubieran tratado antes mucho. Sí que se conocían, puesto que todo el mundo se conoce en los pueblos aunque eso no signifique que salgan en la misma cuadrilla, pandilla…2 Como decíamos María y Jesús habían bailado juntos y un roce, unas risas… hicieron que surgiera algo: una chispa, feeling3, Así que empezaron a verse y a intimar hasta que llegó el día de la cita con mayúsculas, la primera CITA, aunque aquí eso de la primera cita no se llegó a llevar nunca, es más típico de los americanos. Pero para ellos fue así.
En su caso ambos eran amantes de los animales. El padre de María criaba canarios y otras aves cantoras mientras que a Jesús le encantaban los hamsters, así que María preparó una jaula con el mejor canario cantor que tenía su padre para llevárselo a Jesús y Jesús por su parte hizo lo propio con uno de sus hamsters más bonitos. Decidieron encontrarse con los respectivos regalos a mitad de camino puesto que Jesús vivía en la parte de arriba cerca de la iglesia y María en la de abajo, en una casa aledaña al horno de pan.
Estaban tan entusiasmados con la cita que olvidaron un pequeño detalle, no tan pequeño quizás: acordar por qué calle irían para encontrarse más o menos a la mitad de camino ya que en Quinto había dos amplias calles que cruzaban el pueblo: la calle de abajo y la de arriba, y si uno no especificaba por que calle iba a ir lo más fácil era cruzarse por el camino sin verse, amén de que si ambos por ejemplo decían que iban a ir por la calle de la derecha pero vivían en extremos opuestos del pueblo, bien podían pensar que su derecha era la suya pero no la derecha del otro.
En cualquier caso los dos salieron a la hora convenida. Veamos a María: toda arreglada, peripuesta… con sus mejores galas había salido puntualmente con la jaula del canario en busca de Jesús y cuando iba llegando a lo que consideraba la mitad del camino se preguntó que dónde estaba, porque según sus cálculos debería verlo llegar.
De pronto y sin previo aviso alguien le tocó por detrás dándole un susto de muerte, tan ensimismada estaba en sus pensamientos.
-Anda hija mía! pero dónde vas tan majaaaa? -Se trataba de su tía Hortensia que la miraba ojiplática de arriba abajo palpándole las ropas.–, Hija mía si casi no te había conocidoooo! Ande vas con el pajarico pués? – insistió la buena mujer al enterarse del destino de María ya que la curiosidad era su principal virtud. 4
María por su parte salió como pudo del atolladero sin darle información precisa:
– Pues tía nada que he salido un ratico a que le dé el aire al pajarico que parecía que estaba un poco pachucho y cómo me gustan tanto los animalicos me ha dado penica… bueno tía que sigo, espero que estén bien por casa, a ver si me acerco algún día a verlos. Voy a seguir con el paseo no sea que se me muera el canario, hala hala un beso tía, hasta luego!
Y la muchacha, en parte por huir de su tía, en parte porque no ve llegar a su amado Jesús, decide acercarse hasta el portal de su casa a ver si es que se ha retrasado.
Volvamos ahora con Jesús, que ha salido puntualmente vestido con la ropa de domingo, con la jaula del hámster bien sujeta y caminando con paso seguro al encuentro de su amada. Más o menos a mitad de camino un grito le sobresalta:
– Chicoooo Jesús, dónde vas con esa rata??? Se trata de Ramiro uno de la cuadrilla qué partido de risa señala con el dedo a la jaula del hámster.
– Hola Ramiro buenas! pero que no es una rata hombre que es un hámster.
– Un queeeee? Eso es una rata pequeña co.
– Que no Ramiro que es un ratoncito que se llama hámster. Ni crece más ni muerde ni nada, es más la gente los tiene en casa en plan mascota.
– Pero… y eso que come pues?
– Pues muchas cosas, cacahuetes maíz, lechuga …
– Pero lechuga le das al bicho? ni que fuera un caracol!
Jesús ya no sabía ni dónde meterse ante tanta preguntita que parecía no tener fin así que se deshizo como pudo de Ramiro y andando andando llegó hasta casa de María, a la que no había encontrado por el camino. Esto le extrañó sobremanera así que se sentó en el poyete de la puerta esperando que saliera alguien sin atreverse a llamar aunque al cabo de una hora decidió hacerlo, pero nadie contestó, quizá al ser una casa grande estuvieran haciendo la siesta por arriba y no le oían.
En ese momento de confusión Jesús hizo conjeturas: qué le habrá pasado a María…a ver si mientras que Ramiro me hacía tanta pregunta ha pasado y avergonzada se ha vuelto a su casa corriendo y ahora igual no quiere abrir… pero bueno si se hubiera vuelto a casa yo creo que me abriría la puerta… o puede que piense que no, que mejor lo dejamos así… o igual se ha arrepentido de lo del animal porque en casa le han dicho que no traiga más bichos…
María por su parte también esperó una hora en la puerta de Jesús hasta que se decidió a llamar.
– Que quién es???!!! gritaban desde dentro.
– Sí sí María la de los chatos que había quedado con Jesús y no le veo.
– Chica pues Jesús ya salió hace rato de casa, por ahí estará, que nosotros estamos en la siesta hija mía.
– Ay pues perdonen. Ya me voy ya, gracias.
Y de la misma forma los pensamientos de María iban de un sitio a otro haciendo suposiciones del motivo por el que Jesús no había venido a la cita: qué le habrá sucedido… A ver si ha pasado cuando la tía Hortensia me estaba hablando y no me he dado cuenta ni él tampoco… pues yo creo que habrá sido eso pero vamos que tendría que estar de vuelta y no lo veo aparecer por ningún lado… o quizá se haya arrepentido porque, en fin, esto no es cualquier cosa… quizás ha habido algún percance por el camino…
Ambos hacían suposiciones confusas, volviendo de una a otra, queriendo creer ora una, ora otra…
Sucedía como a esas personas que estando acostadas ya en la cama antes de dormir les entra miedo de los ladrones y tienen que levantarse a mirar si hay alguno escondido, primero debajo de la cama, luego en la ducha porque les ha parecido oír un ruidito en el baño y al volver a la cama les parece que se ha podido cambiar de escondite detrás del sofá pero luego tienen que volver a mirar en la ducha porque quizás se había cambiado al mirar detrás del sofá … 5
Finalmente cada uno ya en la puerta de su casa pensó y tomó una decisión.
La conclusión de María:
– Jesús no me quiere, me ha fallado y alguien que te quiere ni te falla ni te humilla de esta manera. Tengo que reconocer que me ha salido rana este chico. Voy aceptar la beca que me ofrecieron para estudiar en Madrid. Puedo ir a casa de mi tía que ya me lo dijo. La llamo y mañana mismo me voy.
Y abriendo la jaula soltó al canario que salió volando.
Razonamiento de Jesús:
– Ésta’ finalmente no era de fiar. Ya decía yo que en el baile estaba muy pendiente de mi primo el Antonio qué tiene más tierras y perras que yo. Pues mira que se lo coma con patatas. Mañana mismo me voy para Barcelona a trabajar en la fábrica de mi tío que ya me dijo que cuando quisiera necesitaban gente.
Y abriendo la puerta dejó escapar al hámster, suponiendo que preferiría la penurias de la libertad al cautiverio de una jaula de oro.
Y así, sin pensarlo mucho, ambos decidieron poner tierra de por medio y marcharse o quizás huir de aquel fracaso en su recién iniciada, o ni siquiera eso, relación. Porque el amor cuando empieza, no es todo lo fuerte que debe como para aguantar contrariedades.
Pasaron 7 años y un día María paseando cerca de Sol, quizá fuera a comprar a Galerías Preciados, creyó ver a una antigua amiga del pueblo,
– Paquita chica pero eres tú?
– Hombre María! chiqueta cuántos años sin vernos??!!!
Y rápidamente recuperaron el tiempo perdido contándose las últimas novedades. María contó brevemente que ya terminó la carrera y encontró un buen trabajo en Madrid, tenía un hijo y estaba felizmente casada, pero sobre todo tenía interés por saber de gente del pueblo y en ese momento recordó a Jesús y aunque se moría de ganas por saber qué era de su vida. No se atrevió de primeras, así que después de una hora de conversación al fin osó preguntar como quién de pronto recuerda algo :
– Oye y… Jesús el carnicero, que vivían sus padres arriba al lado de la Iglesia, qué es de su vida?
– Pues hace muchos años que no lo veo mmmm, por Barcelona me dijeron que vivía, y que tenía buen trabajo el mozo, pero vamos no sé nada de él… Yo creo que se iría de Quinto más o menos por la misma época que te fuiste tú.
Puede que en los mismos días que sucedió esto, una tarde en la que Jesús buscaba una tienda de viejo en una callejuela del barrio de Gracia se cruzó con Juan uno del pueblo. Bueno… era Juan pero no era Juan, con el paso del tiempo parecía estar como más ajado, algo más gordo, sin tanto pelo…
– Buenas Juan – se acercó – ¿Me conoces?
– ¡Hombre Jesús! cómo no? Madre mía, aún me acuerdo de la guerras a pedradas con los de Gelsa por el río. Pero chico, dónde te metes que ya no vienes, que parece que tenemos la peste?!
Jesús explicó a Juan que tenía su vida hecha en Barcelona, que empezó en la fábrica de peón y estudiando llegó a conseguir un buen puesto, que estaba casado y con una hija. Hablaron un buen rato de sus viejas historias de infancia y juventud y finalmente se atrevió a preguntar por María la de los chatos, que vivían cerca del horno de pan.
– Por Madrid dicen que está. Yo hace mucho que no la veo por Quinto. No debe venir desde por lo menos… el tiempo que no vienes tú, granuja!
Pasaron 16 años más.
A María le rondó una idea de reconciliarse con su origen y propuso a su hijo Javier viajar unos días a Quinto ese verano, ofreciéndole la posibilidad de conocer el pueblo de su madre jamás visitado hasta entonces.
El chico al principio no quería porque además de estar en la edad del pavo donde lo suyo es no querer nada, no conocía a nadie. Pensaba que sería un pueblucho sin WiFi. Finalmente, con la promesa de poder llevarse el ipad e ir a la piscina y hacer alguna excursión por los alrededores quedó convencido.
Jesús por esos días tuvo una ocurrencia similar y propuso a su hija Elena acercarse unos días al pueblo en el mes de agosto, para recuperar las que fueron sus raíces aprovechando que la madre tenía que trabajar esos días.
– Pero papá, ¿dónde dices que está Quinto? Y qué voy a hacer yo en un pueblo que no tengo amigas. Me voy a aburrir como una ostra…
Jesús argumentó que podrían pasar más tiempo juntos dado que su trabajo se lo impedía habitualmente y que además podrían ir a Zaragoza a un centro comercial súper grande que tenía hasta zona para surfear, con lo que finalmente se cameló a su hija para pasar esos 15 días juntos.
¿Este conjunto de similitudes eran coincidencia o más bien avalaban la teoría de la sincronicidad? En está teoría Jung explica qué dos cosas que pasan al mismo tiempo y pueden tener un tipo de causalidad diferente, se suceden entre sí por sincronicidad como en los quartzs, no por mera casualidad… Queda en el aire este punto. No sabemos si por una cosa u otra, Jesús y María coincidieron exactamente los mismos 15 días de verano en Quinto.
El por qué volvieron, solo ellos lo sabían. Puede que fuera un intento de recuperar sus orígenes, de recuperar su pueblo, cosa que era imposible porque ‘su’ pueblo ya no lo era, trasformado desde que salieron. Aunque las personas más mayores les conocían, los jóvenes ya no sabían quienes eran y eso era lo que podía determinar que alguien fuera o no fuera de un lugar y que le conocieran aunque fuera por referencia indirecta.
Quizá todos necesitamos sentirnos identificados con un territorio porque cuando salimos de él ya no somos ni del sitio donde nacimos ni a veces nos sentimos tampoco del lugar en el que estamos y somos como quien dice extranjeros en todas partes.
El día de la llegada, María llevó a su hijo Javier al horno situado muy cerca de la casa familiar para comprar el pan que ella comía de pequeña6 y sobre todo darle a probar la torta de manzana, única en la comarca y típica a más no poder de Quinto, aquella de la que tantas veces le habló que era su merienda los fines de semana y que cuando se secaba, el día siguiente mojaba en la leche.
– Verás Javier, está riquísima y supongo que la seguirán haciendo como antes, es sólo de aquí. Ni siquiera en Zaragoza la conocen.
Mientras esperaban su turno ya que en verano el pueblo estaba más animado y había bastante gente haciendo compras, Jesús entró con su hija Elena. Le iba diciendo:
– Vamos, que vas a probar uno de los manjares de mi infancia… igual hace 20 años que no como torta de manzana.
María que le había visto de reojo, no sabía muy bien si era él, aunque en el fondo sí que lo sabía y giró la cabeza rápidamente. Como sus ojos ya se habían encontrado, no les quedaba otro remedio que saludarse tímidamente.
– Hola Jesús
– Hola María, qué tal, te hacía en Madrid.
– Sí, cuánto tiempo, yo pensaba que vivías en Barcelona.
– Sí, así es, pero he venido unos días a enseñarle a mi hija el pueblo…mira, ella es Elena mi hija.
– Vaya coincidencia, yo también estoy aquí unos días con mi hijo Javier para que conozca también Quinto, mira este es Javier.
Los dos chavales se acercaron para darse un par de besos, pero entre que dedujeron que sus padres habían sido amigos y quizá debían tratarse con más cariño, que se pusieron algo nerviosos, acabaron dándose 4 besos o quizá 6, en vez de los dos de rigor y entre beso y beso en la mejilla sus labios se rozaron sin querer, de manera imperceptible, produciendo sensaciones agradables a los dos jóvenes. Se podía decir que hubo chispa, feeling, magia…7 Se miraron tímidamente. Se abría un abanico de posibilidades en esos quince días que tenían por delante.
Al salir de la panadería se escuchó un bando:
-” Se pide a todos los vecinos bajo reprobación municipal que no alimenten a los animalicos que vean sueltos, ya que, recordamos que seguimos con la plaga de hamsters y canarios que desde hace años viene sufriendo el pueblo.”8
Entonces, mientras los chavales hablaban a un lado, preguntó María:
– Entonces, soltaste el hámster que me traías de regalo?
Y Jesús:
– Sí, estaba decepcionado y dolido. Pensé que te gustaba más mi primo Antonio que tenía más posibilidades que yo. Aquella misma tarde cuando llegué a casa decidí que me iría al día siguiente. Y… supongo que tú soltaste el canario?
– Sí, lo hice y también decidí en ese momento que me iría. Pero es que al no presentarte me sentí humillada y traicionada.
– Pero si la que no te presentaste fuiste tú. Yo fui a buscarte a la mitad del camino y esperé mucho rato sentado en tu puerta pero no apareciste y me volví.
– Yo también esperé. Fui derecha desde mi casa por la calle de abajo. Me acuerdo cómo si fuera ayer.
– Yo hice lo mismo, pero bajé por la calle de arriba…
– Entonces, es lógico que nos cruzáramos sin vernos.
– ¿Pero cómo pudo pasarnos? ¿Cómo no nos pusimos de acuerdo en la calle?
– Bueno, dijo María – da igual, ahora ya es tarde…
– Estamos casados y llevamos nuestras vidas – asintió Jesús.
Pero no obstante, notaron que sus corazones latían muy deprisa.
COMENTARIOS
#sagaPoblaciones #desencuentro #separación #amor
Dos jóvenes se citan llevando cada uno de ellos una jaula con un animal que simboliza el intercambio de dones en el amor. Lo que dan, los demás lo ven extraño, un canario, un hámster en vez de un ajuar tradicional o discurrir por los estereotipos que podemos ver en las películas románticas y que han consagrado los nuevos rituales del amor.
Han puesto mucho interés, tienen acentuado deseo de encontrarse, pero desgraciadamente nunca lo lograrán porque van por ‘calles paralelas’ sin cruce posible y porque ante la frustración adoptan decisiones demasiado drásticas, irse una a Madrid y otro a Barcelona.
Sus historias se vuelven así divergentes, lejos del pueblo, perdidos en una gran ciudad, reconstruyendo sus vidas de forma separada, informados someramente del otro a través de vecinos que encuentran en la gran urbe por casualidad.
Las coincidencias con gentes de Quinto, noticias que les dan prácticamente a la vez, parece que estimulan el deseo de viajar al pueblo, esta vez como actividad turística, aunque el lugar sea escenario de ensueños secretos, anhelos dormidos bajo el hielo del tiempo y los avatares de la vida.
Descubren que su vida ha estado caprichosamente desencadenada por un ponerse o no de acuerdo en la calle en la que reunirse. La de arriba podría simbolizar el pensamiento y la de abajo el instinto, Sus hijos, totalmente ajenos a los lejanos antecedentes de sus padres, parece que inician ciegos e ignorantes, lo que ellos dejaron inconcluso.
La simetría de acontecimientos y los puntos de intersección de las vidas que no deberían cruzarse dibujan una geografía de la fatalidad, a la que se resignan.
En Quinto se anuncian las plagas (las consecuencias del tiempo) mientras que el encuentro de las almas perdidas no produce suficiente intensidad como para desatar lo atado por los acontecimientos.
Sus corazones laten en forma fugaz, para sumergirse inmediatamente después en el ritmo sinusal de las elecciones ya tomadas.
NOTAS TÉCNICAS
1Algunos que son de Quinto explican el folclore del evento y también otros complementan explicando cómo son las fiestas de su pueblo. Se crea así un corrillo predispuesto a enterarse de lo que pasa después de la fiesta.
2Buscamos algunos sinónimos más, como peña, …
3Los oyentes incluyen sus expresiones particulares describiendo el fenómeno del ligue.
4El deje regional como elemento humorístico, valioso en sí mismo si arranca una risa o una sonrisa, aporta más permeabilidad al cuento que si lo contásemos ‘en serio’. Al colocar los mensajes mas trascendentes entre otros cómicos y artísticos se asimilan mejor que si los dejásemos solos, ya que entonces se tornan indigestos y por lo tanto, para evitar la molestia el oyente se vuelve sordo como quien al acostumbrarse al ruido constante ya no lo oye.
5Representarlo a modo de sketch. En este fragmento la persona huye de un ladrón que no existe yendo de lugar en lugar en el que le supone escondido. María y Jesús inician sus vidas suponiendo el uno la traición en el otro.
6Las panaderías industriales son ahora las que traen el pan en furgonetas por la mañana y los antiguos hornos se han cerrado.
7Socialización semántica: los oyentes que estén inspirados aportan modos diferentes de nombrar lo mismo. Esta es la segunda vez durante la dramatización del cuento que pedimos colaboración sobre lo mismo. El bis, por conocido, ayuda a tener una relación más íntima con el relato.
8Se pide a algún voluntario que repita el bando con la misma prosodia y de paso ejercitando la memoria. El intento lo hacen dos o tres personas, generándose por momentos otro juego desconectado de la historia, pero tratando igual de la memoria.