Nueva familia en el bosque de ausencias
Como todavía Laura no se animaba a dar el paso de vivir juntos, temiendo que estar juntos convirtiera la ventaja en una desventaja para ella, solía acudir a su antojo. Cuando el timbre sonó a las diez de la noche, a Roberto se le alegró el semblante creyendo constatar su poder de atracción sobre ella a pesar de los intentos de resistencia.
Pero al abrir la puerta con una sonrisa de oreja a oreja y con la camiseta sexy que le había regalado Laura por su cumpleaños, se le congeló la sonrisa y una vez helada tenia más pinta de mueca que de emoción natural. Ahí estaban sus padres con una maleta cada uno en los pies.
-Hola hijo! Venimos contigo!
Roberto se quedó atónito, pasmado, atorado, inane.. 1
-Tu hermano no nos quiere!
De pronto le vino a la memoria como un flash las odiosas comparaciones sobre que “tu hermano tiene carácter”, “tu hermano es muy espabilado” “tu hermano sabe manejarse”, “tu hermano nos hace todos los papeles”, “tu hermano nos cuida”.. ¡toma hermano! ¿Qué carácter es el bueno y cuál es el malo ahora? Le entraron ganas de aprovechar para recalcar lo equivocados y ciegos que habían estado, pero en vez de reproches les dijo:
-Pasad, pasad, tranquilos, que ya hablaremos mañana de todo. Dejad las maletas en la habitación azul, que luego pondré una cama supletoria para que quepáis los dos.
Preparó una ensalada rápida con una tortilla y los mimaba con exquisita dulzura para intentar paliarles la angustiosa situación.
Como tenían que dormir juntos en una cama de noventa, dejando la cama supletoria del sofá para él, optaron por comprar a medias una cama en condiciones en previsión de que la estancia se prolongara.
El hermano no llamó y ellos tampoco, haciendo del silencio una condena.
Laura dejó de venir, espantada por el panorama y las malas artes de su posible suegra que podía ser antipática, ofensiva y desagradable sin salir “oficialmente” de la buena educación, pero atacando con suficiente crueldad como para desanimar al personal que no era de su agrado.2
Estuvo yendo un tiempo de visitante a la casa de Laura, pero la cosa languideció y ella acabó encontrando otra pareja sustituta menos problemática.
Para apagar la tristeza y el dolor se volcó en sus padres para que al menos ellos fueran felices con paseos, visitas médicas al menor estornudo, comida sana y conversación amena. Al menos disfrutaba de la alegría de una forma subrogada.
Así pasaron algunos años hasta que un día se presentó su amigo Remi a las tantas de la noche.
-¡Me tienes que ayudar!
Resulta que vivían en casa de un amigo para compartir gastos de alquiler, pero se ve que él había estado echando los tejos a Silvia y la cosa se había puesto muy tensa y desagradable Tú qué miras!” “A ver si te corto los huevos!”, habían llovido insultos delante de Javito y Anita, y ¡hasta ahí podíamos llegar!!! Le pidió en nombre de la sagrada amistad que les había unido en situaciones muy duras sin que se resquebrajara, apelando a la fe confiada que habían tenido el uno por el otro desde entonces, que les dejaran estar un tiempo en la casa, pagando un tanto y ayudando en los menesteres de intendencia mientras se solucionaba la cosa de forma más estable.
Les dejó su habitación con la cama nueva, sus padres en el sofá, los niños los colocó en literas en la habitación del patio interior y el cogió la habitación que faltaba, que se utilizaba de sala trastero y para planchar, pero que adecentó con un pequeño armario muy coqueto y una mesita para colocar su súper aparato de música con el que aliviaba sus desavenencias con el mundo.
La algarabía de la casa les dio vida a todos, teniendo los niños la sensación de tener abuelos, los abuelos de tener nietos y la sensación de tener familia o Roberto pareja por intermedio de contacto diario con la hospedada.
Silvia era una chicha muy, muy guapa y sensual, con su cabellera rizada, su piel morena y suave, OJO OJO, no mal penséis3, lo sabía de saludarla y darle besos fraternales en la mejilla y algún pequeño roce casual en la mesa del comedor, por las apreturas de comensales.
Pero el abandono de Laura y la soledad habían provocado ciertos pensamientos secretos con lo que anhelaba en fantasía en las ocasiones en las que se masturbaba por la noche.
Alguna vez se había acercado a la puerta de su habitación, la de ellos que antes era la suya, para escucharles haciendo el amor y recoger sonidos para el hiperrealismo de sus fantasías, y alguna vez había ocurrido que se sentaban juntos a mirar la tele con sus padres o habían lavado platos mano a mano, lo que al menos era hacer algo en común y la simpatía o el sex appeal natural de Silvia había provocado alguna reacción espontánea que le había perturbado y llevado al lavabo para apagar el efecto con agua fría.
Una noche que había visto que se habían dejado la puerta entornada le entraron tentaciones de espiar, pero vio que Javito se había adelantado:
-¡Qué haces ahí! –le riñó.
Es lo que tiene la ingenuidad infantil, les riñes a los niños y a ellos, atorados y compungidos, no se les ocurre cuestionar la autoridad moral de los mayores, mira que Javito le podía haber contestado -“y tú que haces tu aquí”. – pero claro, las críticas ocultan al crítico y ponen el foco en el criticado.
Mas adelante Javito evolucionó y ya contestaba más a su padre, que si le recriminaba:
-¡Guarro!, no cojas la comida con la mano!
-Y tú, ¿porqué fumas? –contestaba el niñito, contra atacando.
Remi a partir de esas conversaciones, en vez de contestarle, le miraba con censura con la esperanza que la mirada tuviera más efecto que la palabra.
Primero el abuelo perdió vista y se le caían los líquidos del plato y hacía regueros de aceite por el suelo cuando traía latas de atún para la ensalada, luego tuvo achaques de corazón. Una vez que le hospitalizaron ya la cosa fue de mal en peor y ya no salió vivo de la planta.
La abuela duró un año, carcomida por la tristeza y deteriorada por la edad.
Remi le ayudó mucho con las muertes y los trámites de defunción y toda “la familia” estuvo unida como una piña.
Silvia le tuvo que abrazar unas cuantas veces para consolarle y ayudarle a apagar el llanto.
Un día que veían solos una peli4 y los niños estaban en una actividad extraescolar, ocurrió algo muy fuerte. En el final emocionante de la película, estaban removiéndose en el asiento, aplaudiendo el triunfo del héroe sobre el malvado y con la emoción fueron a darse un beso de felicitación por el curso de los acontecimientos justicieros y resultó que el beso fue a parar a la boca no se sabe por qué y sí, pareció gustarles a los dos, y sí.. la atracción era mutua en contra de lo que él había supuesto.
De alguna manera Remi se apercibió del turbio asunto. No se sabe si por confesión de parte o por intuición, pero el caso fue que se fueron a vivir a otro piso.
El silencio después de la algarabía, la soledad después de una promesa de amor que quedó en el aire, el vacío de un espacio lleno de muebles que nadie usaba, la desazón después de la la ausencia entrañable de Javito y Anita, se le comenzaron a hacer realmente pesados y desagradables.
Qué extraño era esto de la pesadez! Cuando se quejaba de tener que acompañar a su madre para que paseara un poco o hiciera ejercicio, ahora lo añoraba, pensando con delicia entrañable cuando antes de su muerte descubría hojas otoñales en el suelo, las recogía y decía:
-¡Oh! ¡Qué bonita! – y hacía con ellas una especie de ramillete de hojas secas.
También se acordaba de las conversaciones hasta las tantas con Remi, que ahora debía odiarle, de los juegos de monopoli con los niños y hasta, con dolor, del breve beso con Silvia. Le parecía un placer digno frente al vacío de la nada.
COMENTARIOS
#sagaRoberto #familia #belleza #algarabía #mayores #acoso #infidelidad
El protagonista pasa de tener un romántico nido de amor a un piso hacinado con la llegada de sus padres mayores, y la familia de un amigo. Pierde una posible pareja que tenía a cambio de una familia extensa, con algarabía de niños y convivencia intensa.
Los padres fallecen y todos responden como si la familia de circunstancias se hubiera convertido en una verdadera (o más unida que si lo fuera).
Remi le pide socorro por el acoso que había sufrido su guapa mujer, Silvia, en un piso compartido anterior, pero poco a poco, debido al roce y la buena entente surge de nuevo un flirteo con ella y Remi decide dejar este piso para evitar males mayores intuyendo que se han besado o puede surgir una atracción entre su mujer y el anfitrión de la casa.
En la soledad el personaje echa de menos todas las cosas que en su momento fueron tal vez pesadas (gritos, jugar al monopoly con los niños) o problemáticas (la atracción por Silvia). Algo turbio o desleído es mejor que la nada de la soledad. La felicidad era algo que sucedía cuando no se daba cuenta y se toma conciencia de ella gracias a la retrospectiva.
En el cuento podemos hacer evidente nuevas formas de ‘familia’ que no están formados por vínculos de sangre sino por convivencia y apoyo mutuo (la función de la familia más que la consanguinidad). Las personas pueden sentirse más queridas por un amigo que por un hermano.
La belleza entraña un valor muy apreciado que puede general problemas a su alrededor (poner en cuestión la estabilidad de la pareja).
Los niños conviven con varios adultos, y en esta suerte de kibutz las relaciones educativas son múltiples, y los afectos filiales extensos (contraviniendo el modelo de familia nuclear).
NOTAS TÉCNICAS
1 De la ristra ‘estupefacto’, repetimos términos similares al estado de ‘pasmo’ que los presentes conocen y pueden reconocer a una señal del narrador para complementar.
2 Hacemos un inciso para aclarar este punto mediante la representación de un sketch entre suegra y nuera. En la cocina Laura prepara unos garbanzos y la suegra le dice ¿cómo es que no le pones laurel? ¿yo a todo el mundo que he visto le pone, ahora bien, si tu lo prefieres sosos pues no pasa nada” Laura aparece con un jersey rojo y la suegra le dice “como sois las chicas de hoy en día, tenéis unos gustos muy osados como para combinar rojo y verde, yo no me lo pondría nunca, pero claro, tu eres tan moderna! Yo a todos los gustos respeto aunque no los comparta”. En esta linea los actores ejemplificaron con sus improvisaciones el fenómeno de lanzar dardos venenosos con buena educación.
3 Juego de humor cómplice jugando con los usuarios a dar por hecho que lo han podido pensar.
4 En este momento se plantea la posibilidad de elegir una película (alguna que conozca bien alguno de los presentes) y resumirla a modo de visión colectiva de un espectáculo que están viendo los protagonistas en el sofá.